Que las fachadas de las casas sean soporte completo de pinturas no ha sido algo muy común, pero poco a poco nos vamos acostumbrando a verlas de esa manera, aunque sigan siendo unas cuantas.

Fachadas con figuras de grandes dimensiones que crean mundos fantasiosos o representaciones multicolores, a veces con abundancia de elementos que generan simbolismos.

Por iniciativa del empresario Carlos Millet, a fin de producir artesanías pintadas para su empresa México Mágico, se crearon en la década de 1990 varios talleres, algunos en Tetiz.

Además, se regaló pintura para que la gente de Tetiz pintara a su gusto las fachadas de sus casas. Fueron sorprendentes los resultados, pero no duraron muchos años, y las fachadas volvieron a ser muros unicolores o con anuncios de refrescos y galletas.

Aparte de Tetiz, he encontrado pocas casas pintadas artísticamente. Pero en los últimos años, gracias al surgimiento de grafiteros más profesionales, se percibe una nueva actitud favorable de “pintar artísticamente tu casa”.