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Retratos El Cuyo

Christian H. Rasmussen

Para llegar al puerto por carretera se tenía que pasar sobre incontables durmientes de los rieles del tren en el que se exportaba la madera. Se sentían como topes que nunca se terminaron de hacer.
Cuando llegué a Yucatán para trabajar en un proyecto de artesanías y de formación de promotores culturales mayas descubrimos un verdadero paraíso: el puerto de El Cuyo. Y todavía lo es en 2022, a pesar de los esfuerzos de algunos inversionistas de convertirlo en un gran centro turístico. En marzo de 2022 la gente del pueblo paró la construcción de un megahotel, argumentando que “no queremos convertir el pueblo en un Tulum o Holbox, con toda su violencia, drogas y contaminación”.
En 1979 todavía no había puerto y la incipiente pesca se realizaba en barquitos de madera, que se salvaguardaban en la playa cada vez que entraba un norte. En un principio tomé sistemáticamente fotos de la vida cotidiana en el pueblo, que se destinaron a una exposición sobre la pesca en el estado de Yucatán. Ahora llego a El Cuyo para “relajarme”, como dicen.