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Guadalupe | Las mujeres decentes de la 58

Guadalupe

Mi nombre original es Ana, y mi nombre de trabajo es Guadalupe. Llevo 7 años trabajando aquí en la calle 58. Tengo 25 años y tengo dos niñas, de 6 y de 7, es del mismo papá las dos, pero ahorita no tengo esposo. Lo dejé, o más bien, cado uno por su lado. Él ya no me ayuda con mis niñas y por eso tengo que trabajar.

Mis papás saben de mi trabajo, pero no se meten en mi vida y además saben que es para mis niñas. Yo empecé a trabajar aquí, porque no encontré otra solución, dado que mi familia no me podía ayudar. Primero empecé como mesera y luego vine acá. ¿Y por qué?, porque desgraciadamente fui violada a los 12 años… trabajaba como niñera y el señor de la casa se aprovechó de mí. Luego vi que trabajando aquí [como servidora sexual] ganaba yo lo mismo. Una amiga de Progreso me trajo aquí, pero luego vine yo solita. En un principio vine aquí a Mérida con mi nena, renté cuarto, pero luego me fui a vivir en Progreso. Estoy rentando casa y diario vengo después de llevar a mi niña a la escuela. Me llevo bien con mis papás, ellos saben a lo que me dedico, y como saben que es para mis hijos no se meten en mi vida… pero no me gusta vivir con ellos.

Mejor yo sola con mis niñas… quiero estar independiente con mis hijas. No estoy buscando otro novio o marido, mejor sola con mis nenas… la verdad es que tengo mala experiencia con los hombres. En mi casa nunca me violaron ni nada de eso. Tengo hermanas que son amas de casa… soy la única oveja negra [dice riéndose], pero me apoyan, me ayudan con el cuidado de mis hijas.

En Progreso trabajé como mesera y aquí [en la 58] tengo 7 años trabajando… no trabajo [como servidora sexual] en Progreso, porque allá tengo familia. Por eso, mientras más lejos ¡mejor!

¿Que si he tenido malas experiencias en mi trabajo? Cómo que no… a veces son con borrachos… te pegan o no te quieren pagar, y a veces hay pleito entre las mismas compañeras. También he tenido problemas con los policías a veces porque no das para sus refrescos… o me jalonean. Ahorita hay una patrulla en la calle, pero, ¿por qué crees que a las compañeras de [el hotel] San Clemente no les dicen nada? ¡Claro, porque les llevan comida y refrescos!

¿Cuánto gano? Ayer no gané nada… y a veces con un servicio de a 100 [pesos] de eso tienes que vivir. Pero hay días que ganas 500, 600 o 700, entonces, si ganas bien tienes que guardar un poco para tu comida. Vengo todos los días, mi tiempo aquí depende de quién puede cuidar a mis hijas. Si no trabajo en las mañanas, a veces me quedo toda la noche aquí y duermo aquí en el hotel… no me cobran, me dan chance.

En general me llevo bien con las otras compañeras, porque el cliente es el que escoge y no podemos pelearlo. Doy todos los servicios que pide el cliente: oral, anal o vaginal, y él paga. Servicio normal y oral es lo mismo 100, 150, y servicio completo con diferentes posiciones es 250. Hay unos que no quieren con condón, pero si yo no me cuido, ¿cómo?… siempre es con condón. Tienes que cuidar tu salud. Nunca he tenido enfermedades [venéreas].

Tengo un tatuaje que son las iniciales de mis hijas y unas de mi sobrina ya fallecida. Ahora estoy poniendo otro, pero falta que lo pinten.