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Úrsula | Las mujeres decentes de la 58

Úrsula

Me llamo Úrsula. Nací en Mérida. Mi familia es de Progreso. Sí sé que tengo familiares allá, pero ni sé dónde viven. Tengo 9 años trabajando aquí en el hotel Posada San Cristóbal. Bueno, no solamente aquí trabajo, hay otros hoteles por este rumbo donde puedo dar servicios. Pero mayormente, aquí me encuentras. Empecé a los 11 años, y ahorita tengo 23.

–¡¿A los 11 años?! En verdad eras una niña.

–Sí, por allá más o menos. Empecé cuando salí de mi casa porque tuve muchos problemas, sobre todo, con mi padrastro que no me quiso, y con mis hermanos. No, no trató de abusarme,
pero me decía cosas feas y me insultaba. Por eso salí. Bueno, yo tengo un carácter fuerte y para no tener problemas con mis hermanos y mi padrastro, decidí salir de mi casa. Y cuando
me di cuenta, ya estaba acá.

Conocí a una muchacha que trabajaba en un bar y ella me invitó a trabajar en un bar por San Juan, y desde allí hasta ahorita. Vivía primero con mi amiga y compartíamos los gastos de la renta, la luz y agua.

Empecé a tener relaciones con chavos y señores así nomás, porque yo no sabía de ‘relaciones’ y sexo.

Empecé a trabajar en un pueblo, en Oxkutzcab, y luego vine aquí. Pero igual está difícil, porque hay clientes que nos pegan. Son malos. Y a veces hay problemas con las otras chavas, pelean al cliente o el lugar.

Lo que yo gano aquí es para mí. No, yo no tengo que pagar a un señor para que me cuide o me saque mi lana, no.

Cuando hay trabajo, puedo dar 5, 6 servicios al día, de a 100, 200 pesos, según las posiciones que pida el cliente. Pero cuando no hay trabajo, nada, y siempre tengo gastos. Sábado normal-mente es un buen día, pero este sábado [de semana santa] solamente un servicio pude dar. Y aparte, los policías constantemente nos están amenazando, no nos dejan trabajar. Nos están correteando a todas, o nos están pidiendo dinero para su ‘chescos’ [refrescos]. Y si no, nos lle-van, nos castigan tres días o nos cobran 300, 500 pesos de multa. Y si no los tienes, te quedas encerrada los tres días. Como 8 o 10 veces me han llevado. A veces he tenido que cumplir los tres días allá encerrada con la policía [municipal]. Y además, no te dan comida, solamente una bolsa de agua te dan. No sé si es legal, porque también en Reforma [la calle Reforma, donde se ubica la policía estatal] me han llevado, y allá sí te dan tu comida, desayuno, almuerzo o lo que han cocinado. Te digo, son tremendos los polis.

– ¿Los policías te han pedido servicios para dejarte trabajar o salir?

No, la verdad, a mí no. Yo cumplo mi castigo, aunque no he hecho nada malo. Como digo, a nadie afecta en nada lo que estamos haciendo. No perjudicamos a nadie, y a ellos [los policías] menos. Es que no saben ellos las necesidades que tiene uno. Hay que pagar luz, agua y de renta, 350 pesos por mi cuarto chico con baño.

Mi papá murió hace tiempo, cuando yo era chica todavía. No me acuerdo de él. Mi mamá y mi padrastro ya murieron también. Sí tengo hermanos, pero no me llevo con ellos, porque no están de acuerdo con mi trabajo. Pero ¿qué hago?, si tampoco me ayudan. Otra cosa sería si me ayudaran, pero nada. Uno tiene que ver cómo hace para vivir. Y si tienes hijos, sobre todo por ellos, hay que ver cómo comen, calzan, duermen.

La gente dice que tienes que buscar un trabajo normal… pero no ganas lo mismo. Y si no tienes estudios, tampoco te dan trabajo. Sobre todo ahorita te piden muchos papeles para entrar a trabajar. Y si no lo tienes, no te queda más que los servicios… y a veces, ni esos hay. De mi escuela, ni terminé primer año, pero sé leer y escribir para defenderme.

Sí es verdad, tengo que buscar otro trabajo, porque aquí no siempre va a haber. Ya somos muchas mujeres que andamos aquí trabajando. Y luego vienen jóvenes más guapas.

Bueno, yo ahorita, sinceramente me veo bien, me considero guapa, pero ni menos ni más. Lo importante no es ser guapa o fea, sino cómo tratas al cliente y a la gente. El trato es lo que cuenta. Pero qué voy a hacer para encontrar otro trabajo, no lo sé. Tal vez vender ropa, zapatos o algo. No lo sé.

Hace un par de años conocí a un muchacho y pensé que se iba a quedar, y por eso me embaracé. Pero cuando él se dio cuenta, se voló, y no lo he vuelto a ver. Bueno, sé dónde está, pero no tengo nada con él, y no me ayuda en nada. Mi hijo ya tiene 3 años y lleva mis apellidos… es mi hijo. Sola con mi hijo estoy ahora. Cuando salgo a trabajar mi hermana lo cuida, pero por eso tengo que pagarle 50 pesos diarios. Cuando salgo a trabajar se lo entrego a ella, y cuando regreso en la noche voy por él, porque yo vivo aparte. Nunca me han ofrecido que yo pueda vivir con ellos, y compartir gastos. Te digo, tengo una vida difícil.
La peor experiencia que he tenido es que me han pegado. Sí, aquí en el hotel, por los clientes, porque están borrachos o son impertinentes nomás. Pasa cuando quieren otra cosa, y yo digo que no, y luego me pegan. Y los empleados del hotel ¿me vienen a ayudar? ¡No, ellos no se meten!

– ¿Y las buenas experiencias que has tenido?

La mejor experiencia hasta ahorita, ¡ha sido mi hijo! Y del resto, puros problemas, puras tonterías.

No tengo familia, sería otra cosa si tuviera, pero yo soy sola con mi nené.