Menú

Los logros del equipo Maya Chuy

Nuestros logros hasta ahora han sido, básicamente, de tipo técnico, porque en ellos nos hemos tenido que concentrar para encontrar los caminos de sistematización y profesionalización de la actividad. Actualmente estamos entrando en una fase en la que vamos a concentrarnos en la organización de la producción a escala de los grupos, para conllevar la actividad a visibilizarse a través de su transformación en oficio organizado en taller.

Hemos conformado un equipo técnico capaz de diseñar, capacitar y asesorar la producción del bordado y en particular el de punto de cruz. Esta puntada es la más compleja en lo que a realización de dibujos se refiere y, dado su grado de dificultad, difícilmente podían encontrarse en las comunidades formas de elaboración de los dibujos que permitieran sistematizar el proceso técnico de trabajo para potenciar la actividad y producir los volúmenes que el mercado requiere.

Así, hemos logrado sistematizar los procesos técnicos de producción de bordado, en particular el de punto de cruz, lo cual favorece la eficiencia y la productividad de las bordadoras y, por lo mismo, la competitividad necesaria para entrar en los mercados modernos. Esto no es fácil de lograr en una actividad limitada drásticamente, en lo técnico, por una aguja de origen prehistórico que prácticamente sigue siendo igual a las que se inventaron en el paleolítico.

Podemos decir que hemos alcanzado la justicia en la recuperación del valor de la mano de obra invertida, a través de mediciones precisas y regulares de los tiempos de producción (número de cruces por hora y centímetros de bordado por hora) y de la productividad por hora de las bordadoras (aumenta conforme adquieren práctica, aunque alcanzan un límite productivo). Junto con los tiempos de producción, estamos revisando permanente los costos de producción, incluyendo cantidades precisas de hilos de diferentes colores por dibujo.

En lo relacionado a la capacitación, hemos estado sistematizando los aspectos experimentados. Esto nos permite ahora dirigir la capacitación de acuerdo con el diagnóstico técnico, organizativo, cultural y de mercado de los grupos a quienes se dirige; nos ha permitido también el establecimiento de áreas y niveles de capacitación en un programa de capacitación amplio que incluya las áreas de diseño, dibujo, bordado, corte y confección, historia del bordado maya, costeo y contabilidad, organización productiva, organización social y organización de género.

El desarrollo de una normatividad de calidad para los dibujos que constituyen la base del bordado, en el bordado mismo y en el corte, armado y acabado de los productos, así como el establecimiento de medidas y tallas estándares para mantelería y ropa, con base en la norma que predomina en nuestro. país, es otro de los logros técnicos alcanzados.

Todo lo anterior ha sido orientado por políticas bien definidas en las distintas áreas de nuestro trabajo que se han logrado con base en la experiencia.

Las políticas de diseño están orientadas a favorecer el fortalecimiento del diseño tradicional, pero también su desarrollo y enriquecimiento, siempre en un marco que recupera los motivos de la fauna, flora y cultura regionales, con la mejor calidad posible y aplicándolos a las prendas tradicionales, pero también a productos de consumo moderno, procurando explorar todos los segmentos del mercado (incluyendo todas las áreas geográficas, todos los sectores sociales y todas las edades y géneros).

También hemos definido políticas de capacitación que favorezcan su adaptación a las necesidades de los grupos del área, con buena orientación y que realmente rindan frutos, para lo cual los diagnósticos y evaluaciones técnicas son indispensables. Las políticas de producción favorecen el crecimiento paulatino y permanente de los grupos y su autogestión futura. Las políticas de comercialización se han definido en concordancia con la productividad de las bordadoras y las posibilidades reales de crecimiento del sector, tomando en cuenta sus limitantes y posibilidades técnicas, organizativas, culturales y genéricas.

Hemos elaborado, clasificado y organizado más de 1,000 nuevos dibujos (considerando dibujos con sus variantes que se realizan para adaptarlos a diferentes tipos de prendas y/o técnicas), inspirados en la flora y fauna locales, en la iconografía maya y en la cultura maya tradicional, para punto de cruz, bordado de máquina y de mano.

También hemos elaborado más de 70 prototipos de productos (incluyendo las variantes de los productos) debido a que se busca la diversificación. Sólo diez de estos productos son de línea para nosotros. Varios de ellos se les han enseñado a grupos con los que nosotros no trabajamos regularmente, pero ellos los están elaborando. Para la mayoría de los productos (doce) se han establecido tallas y/o medidas estándares y se han confeccionado los moldes para el corte y en el caso de los hipiles, moldes para los dibujos de cada talla.

Hemos capacitado a 332 bordadoras de mano y de máquina de catorce grupos, en trece capacitaciones para mejorar el bordado y confeccionar nuevos diseños. De esos grupos, once son independientes y siete son grupos con los que tenemos relación. Con cuatro grupos a veces hemos tenido una relación por encargos o porque ellas dejan de tener fondos propios y nos piden trabajar con ellas, con fondos de la Fundación Tun Ben Kin.

En la tabla de la página siguiente se presenta la información concentrada sobre la capacitación.

Producimos permanentemente con seis grupos que en total tienen 129 bordadoras con una capacidad productiva de 700 prendas mensuales. Sin embargo, por falta de fondos, los grupos están operando a la mitad de su capacidad productiva.

Vendemos en La Casa de las Artesanías del gobierno del estado, en varios comercios del centro de Mérida, en los espacios de “Mérida en Domingo”, en Cozumel, Xcaret y Cancún. También asistimos a vender en ferias locales y nacionales y en eventos especiales.

Hemos producido encargos especiales para varios eventos científicos, para una película de Carlos Carrera y uniformes para la hacienda Temozón. Actualmente hemos recibido un fondo para abrir una tienda en el centro de Mérida en octubre de 2000.

Contamos con una exposición permanente en el Museo de Arte Contemporáneo y tenemos una exposición que fue inaugurada en el Museo Nacional de Dinamarca, que ha visitado siete museos regionales de ese país y que actualmente va a viajar a Groenlandia. En 1998 expusimos en el Centro Cultural Dante, en Mérida. Además, hemos hecho entrevistas para el periódico y la radio local en varias ocasiones, difundiendo el proyecto.

Hemos ganado en dos concursos estatales, dos segundos lugares en nuevo diseño, y en el Nacional que organiza FONART hemos ganamos un tercer lugar. En la empresa Avon Cosmetics la autora ganó el primer lugar en el área empresarial con el proyecto de bordado.

Todo esto lo hemos realizado con fondos recibidos de nueve donantes y con contrataciones realizadas por tres contratantes.

Los logros de las bordadoras

En esta etapa, el trabajo con las bordadoras, al igual que el que se ha dado al interior de Tun Ben Kin, se ha caracterizado por haber alcanzado logros de tipo técnico. Estamos entrando en una etapa en donde la capacitación en la organizaci6n para la producción va a ser el eje de nuestro trabajo.

El principal logro ha sido mejorar la calidad de su bordado, lo cual repercute de varias maneras. Por una parte, les está abriendo las puertas a la comercialización, ya que incluso tratándose de bordados tradicionales -que es de lo que se encuentra saturado el mercado- la calidad les confiere una ventaja frente a quienes bordan con una calidad estándar o mala. Esto, además, está fortaleciendo su autoestima, que en el caso de una etnia no es poca cosa, porque centenariamente ha pesado sobre ellas el estigma de que las indias, por definición, son ignorantes y de “cabeza dura” y que están negadas, por naturaleza, a hacer bien las cosas. El lograr hacer bien su labor artesanal les brinda seguridad y confianza en sí mismas, y les demuestra que son tan capaces como cualquier ser humano.

La mejoría del ingreso por el bordado es importante no solamente porque les permite cubrir más necesidades, sino porque comienza a transformar la visión del bordado como algo que se hace en ratos de ocio y que no tiene valor, por una visión donde el bordado es un trabajo con valor y que, por lo tanto, puede ser una fuente de ingresos digna y respetable socialmente.

Tener trabajo en la comunidad, evitando todas las inconveniencias de salir a trabajar a Mérida, como son el gasto en pasajes, el alejamiento de sus hogares y comunidades (que favorece que los hijos comiencen a crecer solos y que está propiciando el alcoholismo, la drogadicción y la organización de los adolescentes en bandas), es otro beneficio para las bordadoras.

Otro logro es el aprendizaje de nuevos productos, que además de ampliar su perspectiva productiva y comercial, les está permitiendo descubrir que el bordado es aplicable no solo a las prendas tradicionales, sino a las prendas modernas. Esto ha conducido a una recuperación del bordado que, de otro modo, cuando se asocia indisolublemente a las prendas tradicionales, se pierde fatalmente al desaparecer ellas.

La camiseta, por ejemplo, es una prenda ampliamente distribuida entre la población rural maya yucateca femenina de hoy. Cuando comenzamos a trabajar con ellas nadie bordaba sus camisetas. Ahora las bordan con diseños de los que nosotros hemos recreado, pero también con diseños de flores de los que ellas han usado tradicionalmente. Al aplicar sus bordados a las ropas modernas que ahora portan, son las nuevas mestizas, porque están recuperando las flores de los hipiles en su ropa actual.

La recuperación del bordado, que por sí misma implica una recuperación cultural, también está coadyuvando a formas de recuperación culturales más profundas, al despertar en las bordadoras el interés por su pasado, ya que muchos de los dibujos que se pintan provienen de códices, estelas, vasijas y monumentos antiguos. Nos han pedido poder visitar lugares como Chichén o Uxmal, para apreciar en vivo algunos de los dibujos que están bordando.

En el terreno del género, la percepción de ingresos propios y regulares provenientes del bordado está creando la conciencia del mismo como actividad que tiene un valor. Como las mujeres son las que lo realizan, la valoración del bordado les permite iniciar una construcción mental de sí mismas como entes capaces de producir valores y por lo tanto valiosas ellas mismas. Este proceso es incipiente y sólo tendrá repercusiones si el proceso crece y se desarrolla, y la actividad se visibiliza y colectiviza. Por eso también es importante la organización del trabajo en talleres, como veremos con mayor amplitud, más adelante.

Existen contradicciones entre las bordadoras que ejercen liderazgo y se responsabilizan de organizar el trabajo y las que no participan -que son la mayoría ya sea porque no tienen tiempo o porque no les dan permisos los esposos. Esto genera descontento porque no hay “parejura”, como ellas dicen, y las que sí participan perciben la inasistencia a reuniones, ventas, exposiciones y talleres como falta de compromiso. La mayoría de las mujeres dicen que quieren sólo el bordado para trabajar, pero que no les interesa ir a las reuniones.

Más Capítulos