Las damas decentes de la 58
Una vez que acababa de leer una noticia en el muy “santo” Diario de Yucatán sobre esta lacra que es la prostitución, sobre todo en la calle 58, llevé a un “gringo” a comprar su “cama tropical” en “El Aguacate”. Y fue cuando observé que, efectivamente, el tramo de la calle 58 entre la 71 y la 73 estaba lleno de mujeres ofreciendo sus servicios sexuales a quien los quisiera.
Nacido en Dinamarca
Durante mis muchos años felices en México he organizado y llevado varias ex-posiciones de objetos, artesanías y fotos a mi tierra Dinamarca. Había llegado el momento de mostrar algo de mi país a los mexicanos y, en particular, a los yucatecos. Usualmente cuando viajo, sea al interior de México o de Dinamarca, siempre saco fotos.
Teatro yucateco. Desde la primera fila
Tiene sus ventajas y desventajas trabajar como freelance o jornalero como me parece más apropiado hablando en “mexicano”. Las ventajas son la libertad y el poder hacer el trabajo que uno quiere mientras se tenga o gane algo de dinero.
Las plantas de las Américas 1987, 2001
Mi esposa Silvia se encontraba trabajando como antropóloga en el Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos (INIREB), en Mérida. Yo había dejado de trabajar en el INAH y trataba de interesar a alguna institución o fundación en el desarrollo de algunos de mis proyectos. Por desgracia, el trabajo más emocionante es a menudo el menos rentable y uno acaba trabajando largas horas por muy poco dinero.
Alfarería y cerámica
En el año 2000 necesité enviar objetos y muestras para la exposición Agrícola Americana – Planterne fra America (Las plantas de las Américas) al museo agrícola “Gl. Estrup”, en Dinamarca. La forma más barata para mandar grandes cantidades es por contenedor, pero, aunque tenía muchos objetos, no eran tantos como para llenar uno entero, por el cual se paga el mismo flete así vaya lleno o casi vacío. De manera que sobraba espacio y pensé en cómo aprovechar la oportunidad de mandar piezas pesadas a Dinamarca. Se me ocurrió finalmente mandar cerámica y alfarería.
Tejidos de sauce y plástico – 2000
Anteriormente los cestos y canastos usados en las granjas y casas de Dinamarca eran tejidos con las varas del sauce. Eso ya es historia, pero aún a mucha gente en sus tiempos libres le gusta cultivar sauces —buenos también como vallas para demarcar predios— con el fin de tejer todo tipo de cestos. El Museo Moesgaard de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, cada año organiza un festival de “tejidos de sauce”.
Así somos. Yucatecos al fin del siglo, 1996
En los primeros años de la década de los noventa del siglo pasado, la estructura demográfica de mi país, Dinamarca, cambió por la creciente migración de personas, sobre todo de los países árabes. Sobrevinieron muchos choques culturales.
Cementerios y fiestas para los muertos
Donde hay vida, hay muerte. Los vivos entierran a los muertos en el cementerio que casi siempre se encuentra en el lado oeste de los pueblos. Y los muertos vienen a visitar a los vivos. Así es por lo menos en México. En Dinamarca las cosas son algo diferentes.
Haciendas y el «oro verde»
El historiador Miguel Bretos y yo teníamos planes para hacer un libro sobre las múltiples haciendas henequeneras de Yucatán. En ese tiempo, 1990-1995, la gran mayoría estaban abandonadas y saqueadas. Desde un punto de vista optimista se les podía ver como ruinas románticas, testigos de una historia con capítulos de pobreza, explotación, ingenio, progreso y opulencia.
La Catedral de Mérida
Yo había visitado muchas veces la catedral de Mérida y en cada ocasión indagaba sobre algún libro o folleto que me pudiera explicar algo sobre la historia de la iglesia y un poco de la vida y méritos de todos los santos que para los no muy cristianos son un misterio. Siempre me pregunté por qué ningún yucateco, creyente o ateo, o algún historiador extranjero no había aceptado ese reto.
Iglesias de Yucatán
En mis viajes por la Península de Yucatán no pude dejar de apreciar las muchas, muchas iglesias coloniales que se encuentran en prácticamente todos los pueblos, grandes y chicos. La mayoría de las iglesias se encontraban en una condición ruinosa, y en algunas cuyos techos no habían caído, estaban a punto de hacerlo.
Maya Chuy – Bordado Maya
Cuando Silvia y yo habíamos terminado nuestro primer libro sobre el pueblo de Xocén, La Milpa de los Mayas (se expone más adelante), ella sintió que ya era tiempo de cambiar sus esfuerzos de hacer “ciencia” por actividades más “prácticas”. Quería dirigirlos hacia algo que pudiera ser de utilidad para las indígenas mayas, para las mestizas, para la sociedad mestiza en sus luchas por obtener mejores ingresos para sus familias.
Los pescadores de Yucatán – 1987
Parece que me gustó la vida en la costa. ¡Y a quién no! Para escapar del sofocante calor del interior de la península y sobre todo de la ciudad de Mérida. Poco después de que mi familia se había mudado a Yucatán en 1980, hicimos un paseo a lo largo de la costa norte para terminar en el pequeño pueblo de pescadores de El Cuyo.
Por mi cuenta: freelance
Pasé un tiempo maravilloso en el INAH, desde donde pude lograr muchos proyectos interesantes, tanto los que me encargaron como parte de mi trabajo, como también algunos de mi propia iniciativa. Siempre tuve el apoyo de los tres directores que tuvo la institución durante el tiempo que trabajé en ella: Raúl Murguía, José Luis Sierra y Jorge Bolio Osés. Tampoco puedo olvidar la solidaridad que nos brindaron cuando nuestra hija Maya se accidentó y tuvo una hemorragia cerebral grave, pues con la colecta espontánea que organizaron pudimos pagar parte de los gastos hospitalarios.
Pintando las Paredes de Yucatán
Confrontado a un muro o pared grande, en blanco, sin nada, como ‘virgen’ ¿quién resiste pintarlo? La historia mundial del arte nos muestra – ‘pocos’. Los mayas prehispánicos de Yucatán adornaron sus templos e edificios con pinturas, tanto con tema religiosa, como cotidianas, como vemos en los templos como Chichen Itzá. Y los grafitis de ‘travesura’, mal visto por los dueños de las paredes, tampoco faltaron en tiempo prehispánicos, como podemos apreciar en varias zonas arqueológicas.
Sisal, imágenes de un puerto
Mientras estuve trabajando en el INAH fui contactado por el pintor yucateco José Luis Loria, quien había vivido en el pequeño puerto de Sisal, en la costa occidental de la península. Por siglos, Sisal había sido la principal puerta de entrada a Yucatán, pero desde que se construyó el muelle en el puerto de Progreso a principios del siglo pasado, Sisal comenzó su lenta decadencia y muerte.
Mérida con amor
Lo cierto del dicho popular de que las cosas nunca son tan malas como para que no sirvan para nada, lo constaté en el verano de 2013 cuando una agencia me robó mi boleto a Dinamarca y no pude viajar. Dos veces estuve con mi maleta en el aeropuerto… ¡y no, que no estaba pagado el boleto! Hay que vivirlo, para creerlo. Mis amigos apenas me creían: ¡Nooo, no puede ser!
Mérida en blanco y negro
El trabajo por el que fui contratado en el INAH en realidad no era muy abrumador, por lo que tenía tiempo para seguir mis propios proyectos. Cuando llegamos a Yucatán en 1980, vivimos dos años en Mérida. Para descubrir y conocer la ciudad empecé a sacar fotos de calles, casas, rejas, gentes, letreros, de todo.
Salidas a campo
En uno de mis viajes en el estado de Quintana Roo llegué una noche oscura a las ruinas de Kohunlich. No había luz eléctrica, pero detecté una luz saliendo del fogón de la casita de paja y bajareque del guardián del sitio, el señor Ek (desafortunadamente no recuerdo su nombre). Por supuesto me invitó a colgar mi hamaca en su casa, y al ratito también me invitó a cenar.
La familia maya
Ser fotógrafo en el INAH resultó un trabajo de ensueño. Cuando yo empecé, mi área de trabajo incluía los tres estados de la península: Yucatán, Campeche y Quintana Roo. Entonces, tuve la oportunidad de visitar cualquier rincón donde existiera una ruina maya. En el Centro Regional en Mérida no existía un archivo de fotografías, por lo que parte de mi trabajo era formar uno, con fotos de todas las ruinas y edificios históricos, tanto civiles como eclesiásticos.
INAH Centro Regional de Yucatán, 1983–1985
Mi buen amigo, el antropólogo físico Raúl Murguía había sido nombrado director del Centro Regional de Yucatán del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en Mérida. En esa época, las actividades del INAH en los estados de la República comenzaron a ser descentralizadas del Distrito Federal. Para estas tareas y responsabilidades, los nuevos centros regionales empezaron a contratar personal académico y técnico, como antropólogos, arqueólogos, fotógrafos y restauradores, entre otros.
Museo Regional de Valladolid
Uno de los últimos proyectos que realicé trabajando en Culturas Populares fue el Museo Regional de Valladolid. Por ser vecino del entonces presidente municipal de Valladolid, Clemente Alcocer, cabeza de una familia prominente en la ciudad, con pretensiones de tener líneas genealógicas directas de los primeros conquistadores y fundadores de Valladolid, mantuve buenas relaciones con el grupo político en el poder que en ese tiempo pertenecía al PRI.
Fiestas y música
Terminando el curso para formar promotores culturales, cada investigador comenzó a definir y concentrarse en su propio campo de investigación. Max y yo coincidimos en el trabajo a seguir, no porque fuéramos dos daneses concurriendo en la misma unidad de investigación —aunque sí ayuda compartir la misma cultura y entender todas sus reglas subculturales—, sino porque teníamos intereses de investigación que compaginaban.
Roba chicos: mi mamá
Durante el tiempo que duró el curso para preparar a los promotores culturales, mi mamá, Hanne, llegó a visitarnos a Valladolid. Ella me acompañó cuando fui con los estudiantes a la práctica de campo en Ticul. Mientras yo estaba con los estudiantes, mi mamá andaba “turisteando” en el pueblo. Con su cuerpo alto y flaco, su ropa —se puede decir— austera, gris, nórdica y su gorra estilo marinero no podía pasar desapercibida por las pequeñas calles de Ticul.
Don Tiburcio
Al principio del curso que el equipo de la Dirección General de Culturas Populares de la SEP inició en 1980 en Valladolid para formar promotores culturales en los pueblos, llegó un señor ya grande que solicitaba ser aceptado como alumno.
Educación de promotores culturales
El curso para preparar a los promotores culturales bilingües se llevó a cabo en el Centro Regional del INI afuera de Valladolid, donde los alumnos también comían y dormían. Nuestra meta era ofrecer a los estudiantes una introducción a la cultura maya prehispánica y actual.
Valladolid, Max y promotores culturales
En el verano de 1980, la pequeña familia: Silvia, nuestras hijas, Elvira y la recién nacida Maya, y yo, nos mudamos a Valladolid para formar parte de una Unidad de Culturas Populares. Nuestro primer trabajo consistió en organizar un curso de capacitación de tres meses intensivos para formar promotores culturales mayas.
Fototeca Pedro Guerra
Cuando llegamos a vivir a Mérida, aún no tenía mi propio cuarto obscuro. Tenía que pedirlo prestado y la oportunidad me la brindó la Escuela de Antropología de la UADY. En un nuevo edificio se había instalado un cuarto oscuro bastante espacioso y con aire acondicionado.
Artesanía 1, 2, 3
En 1979, Silvia había empezado a trabajar en un censo artesanal para determinar el número y especialidad de los artesanos del estado de Yucatán, en coordinación con Ady Rosa Cuaik, la eficiente y decidida directora de la Casa de las Artesanías del gobierno estatal. En este trabajo, yo empecé a acompañar a Silvia en sus visitas a las y los artesanos de los pueblos rurales para tomar fotos de sus actividades.
Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi”
Afortunadamente fuimos recibidos con los brazos abiertos y una visión más amplia en el Centro de Estudios Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” (CIR), siempre de la UADY, en el entonces Departamento de Estudios Económicos y Sociales, cuyo director era Jorge Montalvo. El nombre del centro se puso parar honrar al médico japonés Hideyo Noguchi (1876-1928), quien en la década de 1930, por un tiempo muy corto, estudió la fiebre amarilla en Yucatán.
Universidad Autónoma de Yucatán
En 1978, el plan del director, Rodolfo Stavenhagen, sobre el trabajo de la Dirección General de Culturas Populares en Yucatán, comprendía iniciar varios programas de investigación y promoción de la cultura popular, sobre todo la indígena maya, para cuyos fines se abriría un centro en Mérida. Hubo negociaciones con la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y se adaptaron varias oficinas en el edificio de la calle 78 que en aquel tiempo albergaba a la Escuela de Antropología de la UADY.
Culturas populares
En Dinamarca, durante mi instrucción en la universidad había estudiado y discutido con mucho interés el artículo “10 Tesis Equivocadas sobre el Desarrollo en América Latina” del socioeconomista mexicano Rodolfo Stavenhagen. Luego lo encontré y tuve la oportunidad de platicar con él en un congreso en Enschede, Holanda, en 1972. Ahí estaba también su amigo Leonel Durán, que en ese momento vivía, ni más ni menos, que con Silvia Terán, quien ¡también estaba en Enschede! Así que pudimos vernos, pero sin dejar huella.
¿Y ahora qué?
Si me preguntas si yo creo en el destino, la divina providencia o un plan determinado para el futuro, debido a mi educación científica te respondería con un “no”. Pero en mi vida he tenido tantas experiencias, que debería contestar que “sí”. Mi primera noche en México la pasé en Mérida en un hotel en la calle 62 por 59/61, y todo parece indicar que es también en Mérida donde voy a pasar mi última noche.