En el año 2000 necesité enviar objetos y muestras para la exposición Agrícola Americana – Planterne fra America (Las plantas de las Américas) al museo agrícola “Gl. Estrup”, en Dinamarca. La forma más barata para mandar grandes cantidades es por contenedor, pero, aunque tenía muchos objetos, no eran tantos como para llenar uno entero, por el cual se paga el mismo flete así vaya lleno o casi vacío. De manera que sobraba espacio y pensé en cómo aprovechar la oportunidad de mandar piezas pesadas a Dinamarca. Se me ocurrió finalmente mandar cerámica y alfarería.
Hice contacto con la directora del museo de cerámica de Dinamarca (Grim-merhus – Dansk Keramikmuseum), Lise Seisbøll. Ella se entusiasmó mucho e incluso vino a México para informarse. Mis referencias provenían de la alfarería tradicional, generalmente hecha por artesanos indígenas y, en cambio, las de Lise se basaban en la cerámica de las escuelas y academias, por lo que tuvimos muchas discusiones para poder determinar una pauta que definiera la exposición. Convencí a Lise de que no tenía tanto sentido hablar de “cerámica mexicana” si no se incluía una buena presentación de la alfarería tradicional, generalmente hecha por personas de grupos indígenas.
Para encontrar piezas, hacer entrevistas y sacar fotos de alfareros tradicionales recorrí casi todo México, desde Mata Ortis (Chihuahua), Ocumicho (Michoacán), Tlaquepaque (Jalisco), Puebla, con su talavera, Atzompa y Ocotlán (Oaxaca) hasta Ticul y Uayma (Yucatán). Todos estos alfareros, a excepción de los de Mata Ortis, siguieron la tradición aprendida de sus padres, pero ya con sus propias innovaciones.
Doña Dolores Porras, del pequeño pueblo de Atzompa, en las cercanías de la ciudad de Oaxaca, es un buen ejemplo de la transformación que han tenido que experimentar los alfareros tradicionales para poder sobrevivir. Comenzó su carrera como alfarera haciendo utensilios para cocina. La desaparición de estos productos a base de cerámica la forzó a buscar nuevos estilos y objetos. Cuando la visité sus productos ya eran jarrones con motivos de sirenas, con un estilo muy personal. Entonces, ¿es artesana o artista?
La tarea de buscar las piezas de los ceramistas artistas me abrió la puerta a un nuevo mundo en el que por todos fui bien recibido y todos se mostraron con ganas de participar. Como Gustavo Pérez y Beatriz Guillermo, por mencionar a dos solamente.
La exposición se inauguró en 2002 en el museo de cerámica Grimmerhus de Dinamarca. Y dos años después, en 2004, en el KunstCentret Silkeborg Bad (Centro de Arte de Silkeborg Bad).