El yucateco se identifica orgullosamente con su pasado: la cultura maya alcanzó los
más extraordinarios niveles entre las culturas prehispánicas del Continente Americano. La independencia de la Capitanía General de Yucatán de la corona de España se llevó a cabo sin derramamiento de sangre; Yucatán se adhiere al pacto federal por propia voluntad; cuando el pacto es violentado por el gobierno centralista -1835-, Yucatán proclama su separación; en otras dos ocasiones, aunque por breves tiempos, vuelve a separarse. Buena fama se creó el estado como “bastión del federalismo”.
La Constitución Yucateca de 1825 se anticipa en la promulgación: de las garantías ciudadanas, y el derecho de amparo figura en la legislación yucateca antes que en cualesquiera otras legislaciones de la República; Mérida es “la capital del Sureste”; sus facultades universitarias de Leyes y Medicina gozan de gran prestigio; a pesar de su escasez de recursos naturales, logró el estado envidiable posición económica; llegó a contar con sistema de ferrocarriles, marina mercante y grandes industrias -tabacalera y cervecera- propias.
La Enciclopedia yucatanense y la Historia de la literatura en Yucatán, en 10 y 18 tomos, respectivamente, son únicas.
El folclor yucateco se mantiene en primer orden. El teatro regional no tiene paralelo en la nación. Intelectuales como Antonio Mediz Bolio y Ermilo Abreu Gómez son internacionales; poetas como Luis Rosado Vega y Ricardo López Méndez son nacionalmente conocidos.
Arturo de Córdoba, “Macanudo” García, ha sido el mejor galán que ha dado el cine mexicano. Armando Manzanero, de los mejores compositores. En boxeo, tres yucatecos fueron campeones mundiales a la vez: Miguel Canto, Guty Espadas, el “Chato” Castillo;
“Lupe” Madera y Juan Cstillo fueron otros mundialistas.
Andrés Quintana Roo firmó en Chilpancingo, como presidente del Congreso, el Acta de la Independencia Nacional. El primer gobierno socialista en América fue el estatal de Felipe Carrillo Puerto. Durante este gobierno la mujer votó antes de que pudiera hacerlo alguna otra mujer mexicana.
Justo Sierra O’Reilly es el yucateco más completo; la obra literaria más importante es el Canek, de Abreu Gómez; Quintana Roo es admirable; Manuel Antonio Ay, señor de Chichimilá y mártir de la Guerra de Castas se despide de su hijo, muy jovencito, con conceptos que dignifican a todo el hombre maya.
El yucateco es muy sociable, emprendedor y sensible. Ama su tierra, Yucatán, hasta la pasión. Es muy dado a las artes. Repudia la mentira y el abuso y tiene en alto concepto a la familia. Tardará mucho para que desaparezcan sus valores.