No soy creyente ni ateo ni budista. Creo en una buena vida aquí en la Tierra. ¡Y ya, gracias! Pero, pero, pero sí podría renacer después de mi último suspiro, luego de ser incinerado en el Crematorio Renacer… Voy a pensar en la oferta que vi en la carretera entre Tixkokob y Mérida.