Licda. Luz María Cáceres Acereto. INAH Centro Regional de Yucatán.
Las esculturas de la Inmaculada Concepción y San José del S. XVIII, autor anónimo y son pocas tallas en madera policromadas estofadas que existen en la Iglesia Catedral de Mérida. Ambas imágenes fueron restauradas profesionalmente en el año 1995, trabajo particularmente difícil en el caso de la virgen, ya que esta había sido intervenida en varias ocasiones y tenia 3 repintes que cubrían el estofado tan bello que actualmente podemos disfrutar. Para poder restaurar las imágenes, es indispensable el conocimiento de la manufactura de las esculturas y los materiales que la componen. Con base a esta información, se puede determinar el comportamiento de los materiales, sus causas y efectos del deterioro y el uso de materiales compatibles para su restauración, deteniendo sus deterioros, logrando estéticamente una unidad, sin desvirtuar sus valores intrínsecos.
Para la manufactura de estas esculturas, se requería de un equipo de especialistas: un escultor que tallaba madera, un encarnador y dorador, y el pintor que hacia la policromía. Pasado el tiempo, encarnador, dorador y pintor se redujeron a una sola persona, denominado “estofador”, trabajo que consistía en reproducir remajes o arabescas conocidas como “estofas”.
El estofado tiene un significado espiritual, es la imagen de la gloria, de la cual están revestidos los santos cuando llegaban al lado de Dios. Resultaba que aquellos que vivieron sobre la tierra vestidos más pobremente, tenían derecho de llevar en el cielo ropa más suntuosa.
La madera que se escogía para las esculturas era tratada antes de tallarse, se desflemaba remojándose en agua durante un tiempo para eliminar las resinas solubles, y posteriormente se ponía a secar al sol hasta estabilizar los cambios dimensionales en el secado.
La imagen tallada a partir de un diseño establecido con anterioridad, donde generalmente la cabeza, manos y pies de la imagen, se tallaban aparte, ensamblándola posteriormente al resto del cuerpo por medio de espigas de madera y pegamento compuesto de cola. Estas piezas eran trabajadas por el maestro encarnador, que se ocupa de pulir la madera y tapar el poro de la superficie con cola y ajo, aplicando posteriormente una base de yeso blanco de España y cola, que al secar se pulía hasta lograr la tersura necesaria para recibir la pintura. La pintura se preparaba con aceite de linaza, albayalde y diversos óleos, con acabados mate o brillante, logrando un pulido muy fino por medio de una vejiga de ternera. En ocasiones el encarnador se encarga de colocar los ojos de vidrio, los cuales se comenzaron a utilizar durante la época barroca, para lograr una expresión más real y conmovedora en las imágenes.
El pintor dorado reforzaba las uniones de madera y nudos en la figura con tela; posteriormente cubría el resto de la escultura con la base de preparación o aparejo de blanco de España y cola de carpintero. Al secarse el aparejo este se lijaba y en las zonas destinadas a ser doradas, era aplicada una capa de Bol (substancia de barro finamente molido compuesto de oxido férreos y férricos, disuelto en la cola de pez y cierta cantidad de plomo en polvo o plumagina), el cual da al oro una tonalidad calidad. Se bruñía el Bol en seco y se humedecía la parte a dorar con coleta, aplicando las finas capas de hoja de oro o plata.
El maestro pintor se ocupaba a aplicar la policromía y después el maestro estofador con la ayuda de un garfio levantaba la pintura dejando al descubierto el oro, haciendo con destrezas diseños tendientes a imitar ricas telas. También se utilizaban técnicas de esgrafiado, cincelado, punteado, ojeteado (donde se hacen pequeños círculos con punto al centro), escamado, petatillo o rayados paralelos, para dar realce a los brocados.
El vestido y capa exterior de la Inmaculada Concepción es mas vistoso y adornado que el de san José. La virgen fue dorada en las zonas donde están los detalles florales y en el interior de su manto se aprecia la aplicación de hoja de plata, para dar una transparencia a la pintura de la zona; considerando el tamaño de las flores, es probable que se trate de una obra hispanoamericana, ya que, a la manera española de la época temprana, las líneas doradas son más finas y los motivos florales más pequeños. En el San José su vestido estofado es menos llamativo, la hoja dorada es utilizada como fondo de los colores para dar una transparencia metálica, aunque se utilizó la técnica de punteado y ojeteado, cosa que no se aprecia en la imagen de la virgen.
Luz María Cáceres Acereto. Yucatán Regional Center of the National Institute for Archaeology and History.
The sculptures of the Immaculate Conception and St. Joseph date from the 18th century, by an unknown artist, and are of the few estofado polychrome wooden statues in the Cathedral. Both images were professionally restored in 1995, a particularly difficult task in the case of the Virgin, since it had been interfered with on several occasions and had three coats of paint covering the beautiful estofado we can admire today. To be able to restore images a knowledge of manufacture of sculptures and the materials of which they are made is indispensable. Using this information one can determine the behaviour of the materials, the causes and effects of decay and achieving an aesthetic unity without detracting from the work´s intrinsic merit.
A team of specialists was required for the manufacture of these sculptures: a sculptor to carve the wood, a finisher and gilder, and the painter to add the polychrome.
As time passed, finisher, gilder, and painter became one and the same person, called estofador, a job that involved reproducing the foliage and arabesques known as estofas.
Estofado has a spiritual significance: it is a representation of the glory with which the saints are cloaked when they came to the right hand of God. Those who were dressed most poorly when they lived on Earth were entitled to more sumptuous raiment in Heaven.
The wood chosen for the sculptures was treated before being carved: it was de-sapped by being soaked in water for a time to eliminate soluble resins and then dried in the sun until dehydration stabilized any changes in size and shape.
The image was carved from a previously established design, in which the head, hands and feet of the statue were generally carved separately and later assembled to the rest of the body by means of wooden dowels and adhesive paste. These pieces were worked by the master finisher, who was responsible for polishing the wood and covering porosities with paste and garlic. He then added a base made of white Spanish plaster and paste, which when dry was polished until smooth enough to take the paint. The paint was prepared from linseed oil, white lead and different oils, with matte or gloss finish, and given a very fine polishing with a calf´s bladder. Sometimes the finisher was responsible for fixing the glass eyes which began to be used during the baroque period to achieve a more realistic and moving expression in the statues.
The gilder reinforced the wooden joints and knots in the figure with cloth; then he covered the rest of the sculpture with a base or preparation made of Spanish white and carpenter’s glue. When this base was dry it was sanded and the parts to be gilded were given a layer of bol (a substance made of finely ground powders composed of ferrous and ferric oxides, dissolved in fish gum and a certain quantity of powdered lead), which gives a warm tone to the gold. The dry bol was burnished, then the parts to be gilded were moistened with a cloth and the thin sheets of gold- or silver-leaf were applied.
The master painter was responsible for applying the polychrome and then the master estofador, with the aid of a hook, lifted off the paint to reveal the gold beneath, skillfully creating designs that imitated rich fabrics. Other techniques used to embellish the brocades were engraving on the estofado, carving, stippling, punching (makes small circles with a point in the center), flaking and making wicker patterns or parallel stripes.
The dress and outer cape of the Immaculate Conception are more colorful and decorated than St. Joseph. The Virgin was gilded in the areas which have floral details, and inside her cloak we can see that silver leaf has been applied to give transparency to the paint in that part. Taking into account the size of the flowers, this is probably a Hispano-American work, since in the early Spanish styles the golden lines are finer and the floral motifs smaller. On the statue of St. Joseph the estofado costume is less eye-catching. Gold leaf is used as a background to the colors to give them a metallic transparency, although the techniques of stippling and punching, which do not appear in the Virgin, were used.
BIBLIOGRAPHY
Ussel C., Aline. Esculturas de la Virgen María en Nueva España (1519-1821) [Sculptures of the Virgin Mary in New Spain] , No 24, Mexico, National Institute of Architecture and History [INAH], 1975, 150 pp, Scientific Collection, Catalogues and Bibliographies. P. 16-17.
Bravo Saldaña, Yolanda, Los Estofados Guatemaltecos, Cultura Sur, bimonthly publication of the Frontier Cultural Program in the States of Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco and Yucatan, 1991 volume 2; number 17, January-February, pp 23-28.
Carrillo y Gariel, Abelardo, Técnica de la Pintura de Nueva España, [Painting Techniques of New Spain], Autonomous University of Mexico [UNAM], 1983, 204 pp.