El curso para preparar a los promotores culturales bilingües se llevó a cabo en el Centro Regional del INI afuera de Valladolid, donde los alumnos también comían y dormían. Nuestra meta era ofrecer a los estudiantes una introducción a la cultura maya prehispánica y actual. La mayoría tenía muy poca práctica en escribir y redactar textos, por lo que una parte importante del curso se destinó a ejercicios de escritura en español y en maya. Muchos de los alumnos solamente conocían su pueblo o lugares de trabajo como Cancún o Mérida. Pocos habían visitado las ruinas mayas, por lo que organizamos viajes a Chichén Itzá, al Convento de Maní, lugar del infausto Auto de Fe consumado por fray Diego de Landa en 1562 y a la celebración del 8 de diciembre dedicada a la Virgen de Izamal, en el convento construido por el mismo fray Diego de Landa sobre una pirámide maya.
Para capacitar a los estudiantes en la recopilación de material socio-económico, organizamos salidas a varios pueblos sobre los cuales debían preparar una descripción de la vida en ellos. A mí me tocó llevar a un grupo al pueblo henequenero de Teya. Otra salida fue al pueblo alfarero de Ticul.