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17. El dueño de los pájaros: Yuum Chowak Koj

Escrito por Gaspar Canul

 

El guardián de todos los pájaros es el Chowak Koj. Era una persona que cuando iba al monte deseaba tener pico como los pájaros, le gustaba comer las frutas como los pajaritos. Una vez estaba sentado viendo cómo comen los pájaros, llegó un viejito con él que tenía cargado un nido, y le preguntó:

–Señor, señor, ¿a dónde vas? El viejito le contestó:

–Ando en busca de alguien que quiera ponerle los picos a mis pajaritos que tengo cargados.

El señor lo contestó:

–Yo se los puedo poner, pero ¿dónde están?

El anciano contestó:

–Aquí los tengo, están en mi bule.

Y le entregaron un joma’*  de picos y un nido lleno de aves diferentes. Después de recibirlos le

preguntó al viejito cómo le iban a pagar, y él le contestó:

–Si terminas de ponérselos hoy, cuando yo regrese te lo diré.

Dicho esto, se fue.

El señor abrió el nido y vio que tenía muchos pájaros; destapó el joma’, también lleno de picos

chicos y grandes y de varios colores. Comenzó a colocarlos a los pajaritos, a unos les puso chicos

a otros grandes. Ocultándose ya el astro rey, terminó; pero sobraron muchos picos y el viejito no

regresaba. Entró la noche y quedó sentado allá, cuidando a los pájaros para que no se coman entre

ellos. Ya de noche las agarró y los metió en sus nidos, y los picos que sobraron los metió otra vez

en el bule.

Al día siguiente tampoco regresó el viejito, y los pájaros chillando, y el señor pensando qué

podía hacer con tanto pájaro para criarlos. Vino a su mente lo que podía hacer y se dijo: Voy a

unir todos los picos que quedaron y con ellos voy a criar a los pajaritos. Cuando terminó, le quedó

un pico grande y largo, y con ello fue en busca de frutos y semillas de árboles para los pajaritos.

Cuando regresó donde estaban, las aves comenzaron a quejarse, pero no encontraba la manera de

dárselo a todos.

Fue entonces cuando se le ocurrió meter en su boca el pico que había formado y allá puso una

fruta, y enseguida sintió que el pico se adhería en la boca y ya no pudo despegarlo otra vez. Movía

su boca y se mueve también el pico, abre su boca y se abre el pico; desaparecieron sus dientes y

quedó sólo con un pico grande y largo, con él pudo criar a todos los pajaritos.

El viejito nunca volvió y él tenía vergüenza de regresar con su pico como si fuera un pájaro.

Tiempo después, los pajaritos aprendieron a comer solos, quedaron grandes y volaron al monte;

luego el señor agarró el nido y lo hizo pedazos, y los colocó en las ramas de los árboles y algunos

sobre el suelo. Allá donde los puso, allá regresaron los pájaros a hacer sus nidos.

El señor Chowak Koj fue al monte y buscó una sarteneja grande donde hay agua para que tome.

 

*   Recipiente variante del calabazo, utlizado para almacenamiento de tortillas.

Después, como tenía consigo el joma’, lo sonaba para que acudan los pájaros a tomar agua tam- bién. Después que sacien su sed, se ponen a cantar, tienen muy bonitas melodías. Alrededor de la sarteneja hacen sus fiestas y luego se van todos.

Los pájaros usan el nido que repartió el Pico Largo, allá ponen sus huevecillos donde luego brotan sus hijos. Por eso hasta ahora vemos nidos en la copa de los árboles y sobre la tierra, donde Pico Largo los puso.

En tiempos de sequía se acaba todo el agua de las sartenejas, pero donde toman agua los pá- jaros no se seca, y allá van todos cuando Chowak Koj (Pico Largo) suena el joma’, que le fue entre- gado por el viejito.

Un día, el señor Pico Largo iba al monte para ver a los pájaros, y se encontró con las aves gran- des y otros animales, y le dijeron que habrá una fiesta de todos los pájaros y los demás animales; y que Dios ya lo había autorizado. Allá se enseñará el canto a todos y luego se elegirá al pájaro mejor cantor y muy bonito; ése será el que cante al maíz cuando se siembre en la tierra, lo tranquilizará para que no llore dentro la tierra. Porque los abuelos dicen que cuando el maíz siente que está dentro la tierra, empieza a llorar. Y los demás pájaros cantarán la alegría del elote para que crezca más rápido.

Entonces, Yuum Pico Largo sonó su joma’, y juntó a todos los pájaros; habían de plumas brillan- tes y también de plumas feas. Ese día juntó a muchos animales y aves grandes. Primero llegó el ve- nado; luego el pavo de monte, el cenzontle, el guajolote; ellos dijeron que eran los de la alta porque llevaban buena ropa y que también van a aprender mejor el canto que se va a enseñar.

Una vez que estuvieron presentes todos, Yuum Chowak Koj se puso en medio de los ts’uulo’ob. Muy atrás estaban unos pájaros amigos de Pico Largo, porque sus plumas parecían sucias, entre ellos el pájaro xayak’ xk’ool. Como al mediodía empezó el ensayo del canto, se escuchó desde arriba y muy bonito; todos los pájaros repitieron el canto, pero no salió como lo escuchaban, los ts’uulo’ob de la alta jerarquía no lo aprendían. Cuando terminó el ensayo se fueron todos al monte. Al día siguiente, se reunieron otra vez, pero nadie aprendía bien; y, al cumplir una semana, terminó la fiesta. Ya en el último día, que era el decisivo, cuando empezaron a cantar todos sonaron muy di- ferentes notas: unos sólo chiflaron, otros bailaban, habían otros que sólo daban saltos, hubo tam- bién que sólo sonaron los palos con sus picos. El único pájaro que medio aprendió fue el cenzontle, pero tampoco lo dominó todo. Ya iban a clausurar, cuando se acercó el xayak’ xk’ool a donde esta- ban los ts’uulo’ob, pero no le daban paso para que llegue al centro; al contrario, lo empujaron y lo llevaron más atrás; decían que estaba muy sucio. El pobre xk’ool, con el trato que le dieron, quedó maltratado su plumaje. Pico Largo sólo vio lo que hicieron a su amigo.

De último, llegó un señor desconocido y dijo:

–Me mandaron a ver quién de todos los presentes, animales o pájaros, aprendió mejor el canto.

Como sucede siempre, los ts’uulo’ob dijeron: “¡Nosotros!, ¡nosotros!”

El enviado dijo:

–Tú primero, señor venado, canta para que yo oiga si lo aprendiste bien.

El venado sólo pudo dar un bufido y nada de canto.

Él le dijo:

Yuum kéej, no lo aprendiste, eres un ts’uul, pero no sabes nada, vete.

Llamaron al segundo, y se acercó el pavo de monte, estaban brillando sus plumas. El represen-

tante de Dios dijo:

–A ver, canta para que yo califique lo que aprendiste del canto.

El pavo se plantó muy engreído, y cantó: “Uts, uts”; no sabía nada.

Le dijo:

–Señor pavo, no es así, lárgate y sigue cantando igual.

Hablaron al tercero, y se acercó el cenzontle que también se cree ts’uul, y se le dijo:

–Canta para escuchar qué tanto aprendiste.

Empezó a cantar lo que había aprendido, pero se le olvidó una buena parte, y vuelve a empezar,

como queriendo hacerlo completo pero no lo consiguió. Terminado le dijeron:

–Señor cenzontle no lo aprendiste todo, sólo aprendiste la mitad, puedes irte, sigue tu canto

así.

Luego llamaron a otro, se acerca el guajolote, y le dijo:

–Señor guajolote, canta para ver si aprendiste lo que se enseñó.

Empezó a bailar y a reír. “¡Ja, ja, ja!, ¡k’oro’, k’oro’!”, gritaba. “¡Ja, ja, ja!, ¡k’oro’, k’oro’!”, quería

seguir, pero el señor dijo:

–Lo siento, pero no lo aprendiste. Puedes seguir bailando y riendo; ustedes los ts’uulo’ob no

sirven para nada, sólo son de lujo.

Ya se retiraban, cuando xayak’ xk’ool, con su ropa fea como sucia, se posó en una mata y empe-

zó a cantar. El canto que no habían aprendido los muy bonitos, él lo aprendió, lo cantó todo muy

bonito y sin fallar. El sinodal dijo:

Xayak’ xk’ool, como tú aprendiste bien y completo el canto, tú vas a cantar al maíz cuando se

siembre para que no llore; cada año vas a tranquilizar la semilla y los demás pájaros cantarán su

alegría para que crezca más rápido.

Los de plumas brillantes, los ts’uulo’ob se molestaron con el pobre xk’ool, porque no fueron los

elegidos a causa de su ineptitud musical. Ahora cantan los pájaros como lo aprendió cada uno en

aquel entonces.

Después, Dios le dijo a Pico Largo que él será el guardián de todos los pájaros, les dará agua en

tiempos de sequía. Además, cada año juntará a los animales para hacer el aniversario de la fiesta

del xayak’, el triunfador del canto.

Por eso, todos los años, cuando llegan las lluvias y se siembra el maíz en la milpa, empieza a

cantar, luego sigue el canto de los otros pajaritos. En la época cuando las matitas del maíz están

creciendo hay pajaritos negros que llegan dentro la milpa, se paran en los troncos y empiezan a

cantar brincando hasta la medida o altura que llegarán los elotes. A estos pajaritos en maya se

les dice sats’ baakel nal, porque cada brinco que hace le dice al maíz: “Hasta aquí debes crecer.”

Le está diciendo a los elotitos que crezcan rápido, y la altura que deben llegar. Estos pajaritos no

brincan muy alto, sólo hasta la medida del elote.

Después de la cosecha y cuando comienza la sequía, dejan de cantar y desaparecen; así también

el xayak’ xk’ool. Dicen los abuelos que Pico Largo los lleva otra vez a las montañas donde tienen

suficiente comida.

Nos damos cuenta que esto es cierto, porque sólo cuando empieza la época de lluvia casi todos

los pájaros cantan alegres, y el xk’ool llega hasta la puerta de las casas a cantar.

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