Tradicionalmente, los antropólogos europeos buscaban sus objetos de estudio entre los ‘salvajes’ y ‘pueblos primitivos’ de fuera de Europa. Para mí no había diferencia entre los llamados salvajes y nosotros que no éramos menos salvajes. La antropología es el estudio de cómo una cultura o grupo de personas piensa y hace las cosas para poder vivir en su ambiente natural, de modo que una forma no es mejor que otra. Por eso yo había empezado a trabajar en mi propio país.
Después tuve la inquietud de conocer las costumbres de Galicia, en España. Fue Galicia porque allí estaba trabajando mi maestro Gustav Henningsen en el estudio de las creencias acerca de las brujas. Él terminó escribiendo el interesante libro El abogado de las brujas, sobre los procesos de la Inquisición en España. Gustav y su esposa recibieron a mi esposa Margrethe y a nuestra hija Annika con los brazos abiertos. Mis “estudios” en Galicia, más que en textos, quedaron plasmados en fotografías, pero mi estancia me sirvió para abrir los ojos a las diferentes formas que existen para enfrentar y entender los retos de la vida.