Tiene sus ventajas y desventajas trabajar como freelance o jornalero como me parece más apropiado hablando en “mexicano”. Las ventajas son la libertad y el poder hacer el trabajo que uno quiere mientras se tenga o gane algo de dinero. Las desventajas son que uno siempre tiene que andar buscando. He ofrecido mi “indudable” calidad y “maravillosos” proyectos a múltiples personas e instituciones y he recibido casi el mismo número de rechazos. Ni modo, es el precio de la libertad.
En tiempos de “vacas flacas” he desarrollado proyectos sin tener ningún cliente o patrocinador. Así fue con el proyecto de realizar el registro del teatro yucateco. Desde mi llegada a Yucatán comencé a tener varios amigos del mundo del teatro. Madeleine Lizama, actriz de “teatro regional” con Héctor Herrera, mejor conocido por su nombre artístico como “Cholo”, además de Paco Marín, Silvia Káter y otros directores y actores del en aquel tiempo existente teatro llamado “El Tinglado”. Entonces se me ocurrió la idea de hacer un registro de todas las presentaciones teatrales en Yucatán en un periodo determinado. Empecé en 2009 y seguí en 2010 y 2011. Decir todas tal vez suene algo pretencioso, pero en esos tres años presencié un total de 132 funciones, desde las más cómicas hasta las más absurdas y serias. En todas tomé fotos de la obra y luego de más de 100 actores, unos ya muy conocidos y otros que empezaban su carrera.
Paralelamente hice largas entrevistas personalizadas a 32 autores, directores y actores de obras; y 57 cortas sólo a actores.
El trabajo lo organicé en tres libros, con los siguientes temas:
Evidentemente no todas tenían la misma y deseada calidad profesional, pero todas fueron presentadas con muchas ganas de “hacer teatro”.
Desafortunadamente observé más entusiasmo entre los teatreros que entre el público yucateco. A pesar de que muchas funciones son gratis o a un precio muy barato, la gente prácticamente no acude.
¡Pero yo sí! Y cada vez, no como tarea, sino por gusto. Tuve la suerte de ver obras espléndidas como “Tartufo” de Molière, “Bodas de Sangre” de García Lorca y una representación del auto de fe que perpetraron en 1562 los frailes en el Convento de Maní, con la participación de unos 80 actores aficionados de los pueblos cercanos. Vi obras que marcaron nuevos caminos en el teatro regional yucateco, como “Mestiza Power” de Conchi León, y varias más. Todas experiencias memorables.
Y al final llegó mi destino como teatrero.
El director Enrique Cascante se había quedado sin el actor para el papel del investigador gringo Oliver Bolton en la obra El Gesticulador de Rodolfo Usigli. Fue bastante atrevido por parte de Enrique proponerme el papel de Bolton —personaje que viene a México en busca de documentos sobre la Revolución Mexicana—, porque tengo una memoria que parece arena que se esfuma entre las manos y no había actuado desde que en mi infancia representé al niño de un cuento del autor danés H. C. Andersen en un teatro escolar. Traté de resistirme, pero al mismo tiempo pensé que era mi oportunidad de debutar en el teatro principal de Mérida, el Peón Contreras. Me dio mucho gusto participar, pero también decidí que había sido “la primera y la última vez”. Me costó demasiado trabajo memorizar los parlamentos.
Mi plan y esperanza era terminar la redacción de los textos, seleccionar las fotos y armar los tres libros. Pero lo que si salió, me gustó mucho. El libro Tercera llamada ¡comenzamos! Teatro yucateco 2009 -2015 con 358 paginas, salió en 2015. En la edición final me apoyo mucho Madeleine Lizama con su amplio conocimiento del mundo teatral de Yucatán. También por ser ella que inicialmente, cuando ella todavía estaba trabajando con Héctor Herrera, me prendió mi interés por el teatro regional, sería justo ponerla como coautora del libro.
La primera parte del libro consta de una semblanza de tres grandes figuras que nos dejaron en el tiempo de hacer el trabajo: Don Héctor Herrera – Cholo, Don Wilberth Herrera, y Doña Elena Larrea. A los dos primeros logré entrevistar. Con Elena, de muy buena amiga, siempre lo dejamos para mañana hasta que ya no había otra mañana terrenal para ella. El actor Salvador Lemis hizo una semblanza justa de ella.
La segunda parte del libro consta de 44 entrevistas de autores y directores de obras presentados en los años 2009 – 2015. Todos en orden alfabético para no entrar en discusión de quien es más que otro/a. A cada semblanza se incluía fotografías mías a color tomadas en tantas funciones buenas.
Entrar en ese mundo con personas entusiasmados y ardiendo por realizar un buen teatro, fue una experiencia maravillosa.