Menú

Armando Manzanero

Armando Manzanero

Compositor (1935 - 2020)
Yo por mi raza soy maya, yo soy un indígena, inclusive yo empecé a aprender el castellano a los 4 o 5 años. Los primeros 4 años viví con mi abuela que nada más hablaba maya. Yo como yucateco, en lo que respecta a la civilización maya soy inmensamente orgulloso.

Disfruto mucho esa sensibilidad y esa diferencia que me han dado. Hablando de razas no es que uno es malo y otro bueno, sencillamente se trata de diferencias de percibir. En otras partes de nuestro México los papás dicen a sus hijos: “hijo, no llores porque los machos no lloran”. Bueno, los yucatecos somos de otra sensibilidad. A una pequeña edad nos enseñan a leer poemas y a hacer canciones. Es un honor.

Hasta la fecha, todavía en este momento siento una enorme distancia entre la clase maya, la clase modesta, una enorme diferencia entre la clase mestiza y la clase privilegiada, esa famosa casta divina. No han cambiado mucha las cosas, porque no van a poder cambiar nunca, debido a que todavía no hemos logrado crear una generación que de verdad haya hecho justicia a la Revolución. Sí se siente una enorme diferencia entre los que tienen y los que no tienen. Y yo me siento muy cercano a esa gente sin privilegios, desafortunada. Yo me siento maya, y hablo maya perfectamente bien. Es mi raza.

Me siento muy orgulloso de lo que he logrado, y siempre aconsejo a mucha gente, que teniendo todas las carencias que yo tuve, sí se puede llegar a ser algo. Siempre aconsejo que no se esperancen de ningún gobierno, porque durante todo el tiempo que he vivido y toda la historia que conozco, y ya tengo 60 años, me he dado cuenta que nadie va a ayudar a nadie.

Haciendo de lado mis dolencias naturales que tengo como yucateco maya, como yucateco de muchas carencias, no dejo de reconocer el enorme empuje y lo pioneros que son la gente inversionista de este país.

También haciendo de lado todas estas diferencias, de quizás, a veces ignorancia ante el dolor, de carencias de la gente yucateca, vamos a reconocer que es una gente afecta al buen gusto, es muy emprendedora y el día que se acabó el henequén aprendieron a hacer ropa, y llegaron a tener supermercados, y llegaron a vender muchos automóviles. Cuando hay una parabólica el yucateco logra vender más parabólicas que nunca.

Cuando llega el Iusacel, ese telefonito maligno, en Yucatán se empieza a vender. Yucatán es para todo.

Entonces también, reconozco, los amigos fueron pioneros en una tierra como la nuestra donde la carencia de recursos naturales te obliga a doblegarte.

Hay mucha diferencia entre los yucatecos y los mexicanos. Sí la hay, completamente.

No tiene nada que ver con el resto de la República Mexicana, por muy mexicanos que seamos todos.

Lamentablemente están desapareciendo muchas diferencias, muchas visiones, muchos arraigos y tradiciones. Empezando por nuestra comida. Nuestra comida todavía se componía, con una diferencia enorme, hasta que esta nueva generación ya ha sido conquistada por McDonald, ha sido invadida por Burger King. Y la Pizza Hut ha barrido con los panuchos y los salbutes que comíamos. Es cuestión de tiempo, pero no se puede evitar un colonialismo tan vertiginoso y poderoso como son las compañías transnacionales.

La cultura regional es lo único que nos va a dejar una integridad y un orgullo para las futuras generaciones. El muchacho de ahora ni siquiera sabe qué es una jarana. Es muy triste, pero hay que impulsarle. Hay que defender lo nuestro.

Hay mucha gente que conozco en Yucatán que siempre se preocupa porque no desaparezca la cultura yucateca. Se preocupa para que tengamos nuestra trova, para que tengamos nuestra canción.