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Roberto MacSwiney Salgado

Roberto MacSwiney Salgado

Promotor de la música yucateca (1934)
Hay una característica de los yucatecos que no me gusta. Es eso de poner trampas en el camino. Cuando el yucateco sale de Yucatán es muy dado a abrirse y ayudar, pero aquí, si abres un comercio, inmediatamente otro abre un comercio igual a media cuadra. Y si tú eres un escritor, no falta alguien que quiere hacer lo mismo. Los yucatecos son muy propensos a eso.

Yo nací en Acámbaro, Guanajuato, y vine por primera vez a Yucatán en 1966. Yo soy de formación ingeniero civil, en el campo de mecánica de suelo. Fui enviado por la compañía con la que trabajé en México a Yucatán, cuando se iniciaba apenas la construcción de la fábrica de Cordemex. Vinimos a hacer un estudio de suelos, y en los años siguientes volví con frecuencia a Yucatán. En 1970 me mandaron por una temporada más larga, de unos tres meses. Pero como ves, esos tres meses se prolongaron hasta hoy. Y desde 1972 traje a toda mi familia para vivir permanentemente aquí.

Por eso Yucatán es mi estado adoptivo. De cuna guanajuatense y de hamaca yucatanense. Pero a mí me gustaba Yucatán, aun sin haberlo visto. En Ciudad Valles de San Luis Potosí, donde hice mi preparatoria, tuve un maestro de Matemáticas, que era yucateco, de nombre Ernesto Salazar López. Yo recuerdo con gusto a los 45 años de distancia, el calor y alegría con que hablaba de Yucatán. Y a mí eso me gustó, me impresionó. Y cuando vine a Yucatán en 1966 vine también con un gran gusto por la canción yucateca. Vine predispuesto a Yucatán. Y jamás me he sentido decepcionado, y hasta el último día de mi vida, aquí voy a vivir. Esta es mi verdadera tierra.

En Yucatán desde el primer momento me sentí muy a gusto. Es una frase que he usado muchas veces, y no me parece repetitivo ni rimbombante, me siento como si yo hubiera nacido para Yucatán.

La música yucateca la siento a veces como si se ha conservado en una forma pura, original, con cierta resistencia a desarrollarse en nuevas ramas. ¿Es cierta mi percepción? Así es, la música yucateca se ha conservado, y así es como lo quiere la gente. Los jóvenes oyen todas las grandes corrientes de la música. Pero hay muchos jóvenes yucatecos haciendo canciones de corte yucateco que se expresan con el ritmo que son tradicionales de la canción yucateca, con el bambuco, el bolero. Y hay también muchos jóvenes yucatecos que se integran a esa nueva corriente que se llama Nueva Trova Cubana, el Canto Nuevo de México. Pero hay muchos jóvenes, hombres y mujeres, que nace de sus corazones hacer canciones de corte yucateco. Y de modernos tenemos a Armando Manzanero y a Sergio Esquivel, son yucatecos y hacen canciones yucatecas. Muy propios y muy originales, y son yucatecos.

Hay una característica de los yucatecos que no me gusta. Es eso de poner trampas en el camino. Cuando el yucateco sale de Yucatán es muy dado a abrirse y a ayudar, pero aquí si abres un comercio, inmediatamente otro abre un comercio igual a media cuadra. Y si tú eres un escritor, no falta alguien que quiera hacer lo mismo. Los yucatecos son muy propensos a eso.

A mí me han inspirado muchos hombres ingenieros en mi ramo. No, no estoy hablando de grandes héroes, pero hombres que han dado la lucha diario para que mejoren las cosas. Y hay muchos hombres yucatecos que me inspiran por la gran obra que están realizando. Hay los grandes poetas, los historiadores y los músicos. Me inspiran mucho, muchísimo.

De lo que menos me gusta de los mexicanos es que dejen de ser abatidos por la situación. Que ante la crisis que vivimos no reaccionan más, no hacen cosas, inventan, pero aceptan las cosas.