El Sakab
Es una bebida preparada con maíz sancochado no nixtamalizado, molido y endulzado con miel o azúcar. Se mezcla con agua proveniente de unos cenotes peculiares del ejido de Xocén. Esta agua especial sirve para toda la celebración del Ch’a’ Cháak.
Báalché
Para preparar el vino del báalche’ se junta el agua de todos los cenotes dentro del ejido de Xocén. Es el agua que cuida el dios de las venas del agua, Me’etan Sayab. Toda el agua del pueblo se encuentra en el vino, pues en cualquier parte, el dios Cháak puede sacar agua. Por eso la traen de todos los cenotes del ejido, aunque sea una botella. (Alfonso Dzib, 1992)
Traen agua de los cenotes de las ex haciendas de Dzand-zunch’e’en, de Boje, de Sak Awa y de 18 cenotes sagrados más, que están dentro del ejido:
Lo manda buscar el sargento. Es la orden del sargento:
—¿Quién faltó con el agua? Si no la trajeron, tienen que ir a buscarla, aunque sea el día del trabajo, pero tienen que ir a buscarla y presentar el agua.
Según Alfonso Dzib, existen alrededor de 114 cenotes en el ejido, la mitad de ellos son exclusivamente para el servicio del dios Cháak, que los utiliza para la lluvia.
Si alguna vez no van a buscar el agua de un cenote, va a faltar en el vino, y luego no cae agua allá, no pasa la lluvia allá; pasa de lado, a veces sobre un kilómetro del cenote. Ahí pasa el dios Cháak, pero no entra allá, porque no trajeron el agua de allí. Pero si el agua está en el vino, lo tiene que pasar a buscar también. El agua de los cenotes viene de la playa. Por su viaje de la playa hasta los cenotes en los Sayab (tubos) se quita lo salado. Es el trabajo que hacen los Kalan Sayabo’ob. (Alfonso Dzib, 1992)
De todos los cenotes donde los Cháako’ob se abastecen de agua, los soldados buscan agua para la ceremonia, y en los rezos se mencionan los nombres de estos cenotes (estos nombres se encuentran en el enlistado que incluimos en el apartado sobre los Seres Sobrenaturales).
El vino báalché se prepara desde el día anterior de la ceremonia. Antiguamente se elaboraba en un tronco ahuecado, “la canoa”, pero ‘por viejo’ fue vendido por un comisario y ahora usan un bote de plástico que, en otras circunstancias, podría servir como bote de basura.
Se colocan en la paila los pedazos de la corteza del árbol del báalché (Lonchocarpus violaceus L.), de la familia de las leguminosas; se llena con agua de los cenotes y se le agrega miel.
Se deja reposar durante la noche. Al día siguiente, el líquido está fermentado y espumoso, listo para ser ofrecido como vino a los dioses. Los rezos que se hacen durante la preparación del vino son importantes, porque si no los hacen como debe ser, no sale espumoso, como ha pasado en algunas ocasiones.
“El vino del báalche’ es una pureza. Primero tienen que recibirlo los dioses y luego nosotros. No podemos tomarlo primero nosotros. Luego ellos no lo van a recibir. Es como si yo te invito a desayunar —ven a desayunar, don Christian, aquí lo tienes. Pero yo ya lo estoy tomando, quién sabe si lo vas a querer, porque ya tomé casi la mitad, y luego te doy el resto. No, primero a don Christian. Por eso lo tienen que ofrecer primero en la mesa mayor y luego para nosotros.
Cuando estás haciendo una ceremonia o si estás haciendo una petición al Señor, puedes tomar el báalche’, porque es más fino que el alcohol y nuestro Señor lo va a agradecer. No es como el alcohol, cuando lo tomas empiezas a insultar, y no hiciste nada del sacrificio en que estás, nomás te fuiste a emborrachar. Uno puede tomar el báalche’, una o dos copas, y no te sientes borracho. Ahora, si quiere, tomar bastante, también te hace mal. Quién sabe cómo buscaron esas matas.
El vino báalché sale mejor si se prepara con la miel del ko’ole kab, la miel de la melipona, de las chiquititas así. Sale mejor que con la otra. Este vino del báalché únicamente lo puede hacer el señor j’men. Como el sacerdote con la hostia y el vino, también con el vino báalché, únicamente el señor j’men lo hace. Si lo hago yo, como no soy nombrado para ser j’men, a veces no sale como debe ser, no sale bien el vino; a veces muy aguado y a veces no espuma bien. El báalché es una planta destinada para el sacrificio, o sea, para darnos vino para el dios Cháak, porque el señor sacerdote no nos da vino para ofrecer en el altar. Nuestros antepasados buscaron la mata. Con los amuletos del j’men, éste lo encontró después de soñarlo. Al amanecer sacó “su cuenta” y vio que era cierto lo que soñó. Conoció la mata cuando estaba durmiendo. Vino el Santo Winik, el Dios-hombre, y le mostró al j‘men en su sueño qué planta se necesita para el vino. Pusieron el nombre de báalche’, porque está escondida. Comenzaron. No lo utiliza el sacerdote, únicamente el j’men lo puede hacer. (Fermín Dzib, 1989)”.
En otra versión sobre el báalche’, se dice que la gente lo aprendió de Jesús, que la “receta” está escrita en el desaparecido Libro Sagrado de Xocén, y en ella se alude a nueve botellas y a otras trece, que muy probablemente derivan de los nueve inframundos y trece cielos que formaban parte del mundo, de acuerdo con la visión de los antiguos mayas:
¿Cómo sucedió?, entonces allí se encontraba Jesús, agarró y machacó la cáscara del báalche’, la remojó con agua caliente, agregándole miel de abeja, las que viven en trozos de madera, es la que dicen miel de país. De allí se agarran nueve botellas y luego trece botellas más. Porque las nueve botellas son para el dios que cuida el lugar y las otras trece botellas es para el dios que está en la gloria. Después le agregó canela. Antiguamente eran maderas las que servían para olor, las pelaban y las secaban clasificándolas con sus respectivos nombres.
Los estudiantes así lo aprendieron, así lo tiene dictado Dios, es lo que dejó escrito en el Libro Sagrado que nos pidieron prestado. Se le dio a los ricos, los dzules. Con ello hacen la cerveza, con ello hacen el aguardiente, así está escrito en el papel que dejó Dios. (Celso Dzib, 1992)
Las hostias
Para la ceremonia del Ch’a’ Cháak se preparan diferentes tipos de hostias. Son hechas especialmente para las distintas ceremonias que se efectúan en el campo. Son más grandes que las tortillas y no pueden compararse con las hostias que se emplean en la iglesia, porque son mucho más grandes y elaboradas con maíz, no con trigo.
Toda la masa que aportan los hombres que participan en la ceremonia se reúne en un solo montón y se amasa muy bien con un poco de sal. Cuando ya está en su punto, los hombres comienzan a hacer las ‘tortillas’ que sirven para hacer las hostias.
Las aras
Consisten de siete capas de tortillas gordas, entre las cuales se unta pepita molida y un poco de báalche’.
Las aras se marcan con los dedos, con diferentes signos, para las tres clases de dioses que llegan a los Tres altares. En el hundimiento dejado por la marca se echa un poco de vino báalché:
- Marcadas con una corona (arco) y cruz. Las hostias marcadas son col gadas en el altar principal, en los arcos (jo’olche’). Son para Dios y la Virgen, sus ayudantes y para los dioses y diosas Cháak. Las hostias marcadas son colocadas en el altar principal.
- Marcadas con un punto. Éstas son colocadas en las otras mesas y altares. Son para el La’ Ka’, Me’etan Lu’um, Me’etan Sayab, Me’etan Ka’ax, Santo Winik y Alux. Como dice alguna gente: “Ellos no son como dioses, por eso no se pone cruz”.
Xtuut
Al terminar de elaborar los panes que se necesitan, se revuelve el resto de la masa con el sobrante de la pepita molida y con ella se fabrica el xtuut. Esta torta no se hace en capas sino que se forma de una sola pieza, pero tiene la misma presentación que las demás.
Las hostias se envuelven en hojas de boob y se amarran con tiras de la corteza del jóol. Luego, para cocerlas se colocan sobre las piedras ardientes del pib (el horno) que se ha preparado a un lado del terreno.
“¿Por qué son tan grandes las hostias? Las hostias que se hacen chiquititas son las de los sacerdotes. La santa hostia que están haciendo en la ceremonia es para que coma el dios Cháak. No podemos ver si ellos comen como nosotros. Nosotros podemos comer casi una, pero porque estamos comiendo así. Ellos nomás vienen y reciben. Dan bendiciones a la santa hostia y las dejan para nosotros. Pero vienen a recibirla, seguro que vienen ellos a recibirlas. Por eso se ofrecen estas hostias tan grandes, son para ellos. Si me dan ganas de comer una hostia en mi casa, nomás por comer, no para ofrecer a Cháak, sí lo puedo hacer y lo puedo comer. Pero no se hace con gusto, si lo haces, al amanecer vas a tener calentura y no faltará una enfermedad que te ataque. Y si vas al j’men, llegas allá con él:
—Señor así me pasó, vine a verte, tengo calentura. Agarra una cosita como canica, son las herramientas de ellos, los sáas, y te dice:
—Ay, ¿qué hiciste? ¡Fuiste a hacer los panes de los dioses! No son para nosotros y lo comiste, por eso ahorita ya estás enfermo. ¿Sabes que vamos a hacer? Vamos a hacer un k’ex, para que se te quite todo el castigo que tienes.
¡Está bien!
En la iglesia dicen que la hostia es el cuerpo de Cristo. La hostia de nosotros es de maíz. Se convierte también en el cuerpo del dios Cháak, y por eso nosotros lo tenemos que recibir. El señor sacerdote no permite usar la hostia que utilizan ellos, tampoco el vino y no nos lo dan para tomar. ¿Por qué? ¡Porque él dice que nosotros somos muy pecadores! Entonces, el j’men de los antiguos lograron encontrar, bueno soñaron, la planta con la que podemos hacer el vino. No es de uva sino de una planta, el báalché, pero de la corteza nomás. Los j’meno’ob tienen que entregar a cada persona el cuerpo de dios Cháak y el vino báalché. (Fermín Dzib, 1981)”.
Guisos
En 1989 se sacrificó un total de 89 gallinas y 10 raciones de carne de puerco. En l999 se ofrecieron solamente 50 pollos. Es evidente que entre las dos fechas hubo una disminución de participantes, sobre todo de jóvenes. Esto debido a que trabajan en la costa del Caribe, por lo que posiblemente no le dan tanta importancia a su participación. Si se analiza y se observa, finalmente la supervivencia de estos jóvenes depende más del dinero que ganen en Cancún o Playa del Carmen y no de las lluvias que manden o no los Cháako’ob, entonces se comprende por qué van dejando de participar en el Ch’a Cháak.
Pero también se notó la ausencia de gente que sí estaba en Xocén que se supone debía participar.
Los pollos se entregan vivos. Llegada la hora, son sacrificados torciéndoles los cuellos. Luego son sumergidos en agua hirviente para después ser desplumados por los muchos niños que están presentes. Se hacen los guisos siguientes:
- Xtobichoch: todos los corazones, hígados y buches se cortan en pedazos pequeños y se revuelven con cebolla y pimienta. Se hacen unas tortillas chicas y gruesas a mano, se les pone un puñado de esta preparación y se envuelven para formar una bola de masa rellena de carne. Luego se colocan en agua hirviendo para cocerlas. Ya sancochadas se sirven como bocadillos para todos los participantes. Estos panecillos no se entregan como ofrecimiento en los altares. Sólo sirven para calmar el hambre mientras se espera que concluya la ceremonia.
- Pollos: los pollos se guisan en pailas enormes. Con el caldo se prepara, en ollas aparte, el k’óol. Los pollos se presentan enteros en los diferentes altares.
- La sopa: después de la presentación, se desmenuzan algunos pollos dentro del k’óol para hacer la ‘sopa’, así como las hostias aras que han sobrado.