En Yucatán, en los medios oficiales y en ciertos sectores sociales, la labor de Tun Ben Kin tiene prestigio y es conocida, aunque no tan ampliamente como quisiéramos o como debiera ser, en virtud del tiempo que tenemos trabajando. Esta deficiencia se debe a que no nos hemos promocionado suficiente, debido en una parte a que hemos estado concentrados en avanzar en el trabajo, pero también a que hemos carecido del financiamiento necesario para hacerlo.
Hemos establecido colaboraciones con el INI estatal y con la Casa de las Artesanías del gobierno del estado; también hemos recibido financiamiento de SEDESOL. Asimismo, hemos tenido relaciones con los presidentes municipales del municipio de Abalá y con las autoridades locales de las comisarías en las que trabajamos. En estos medios se reconoce la importancia de la actividad que realizamos y del valor que conlleva impulsar la calidad, el diseño, la diversificación de la producción e impulsar la generación de autoempleo, ingresos dignos y el mejoramiento de la calidad de la vida entre las bordadoras. Esta labor también es reconocida por intelectuales y académicos que conocen nuestra misión y por muchas personas de la sociedad yucateca.
Un problema que reflejan varias de las opiniones que hemos captado es que la labor que realizamos se percibe más como fruto de la voluntad de una persona que de la organización. Esto nos ha dado la pauta para activar a los socios y al Consejo Directivo de nuestra organización considerando, además, que así lo exige la necesidad actual de dar un salto adelante en el crecimiento del trabajo.
Los distintos sectores piensan que Tun Ben Kin debiera tener más fondos por que se percibe la necesidad de una acción más amplia y profunda que posibilite lograr un mayor impacto social. En esto concordamos completamente.
Aunque se aprecia la actividad que realizamos, hay quien piensa que sería conveniente orientar la producción hacia un segmento más exclusivo del mercado, porque se ve poco competitiva la actividad debido a su carácter artesanal y se piensa que al dirigirse a mercados exclusivos se puede pagar mejor la mano de obra. Esta opinión no considera que nuestra intención es que el bordado sea una fuente de empleo amplia, ya que existen miles de bordadoras de autoconsumo que se están volcando hacia el bordado comercial y que, por lo mismo, necesitamos encontrar salidas masivas que favorezcan productos competitivos y salarios dignos. Aunque no excluimos la posibilidad de canalizar la producción de ciertos grupos a segmentos exclusivos del mercado, esta no puede ser una opción generalizada de nuestra organización, dados sus objetivos.
En relación con la creación de Talleres de Bordado, hay quienes lo ven con escepticismo, considerando la poderosa organización familiar tradicional que ha imperado entre los mayas de Yucatán. Otros, en cambio, lo ven factible y necesario como nosotros. Alguien nos sugirió -lo que resulta muy interesante- organizar talleres en los que se integre al trabajo del bordado y de los diversos aspectos técnicos que implica en lo contable y administrativo, el trabajo sobre los planos emocional y de género como parte del trabajo del taller. También se señaló la importancia de trasladar del nivel privado al público el trabajo del bordado -al trasladar el bordado del ámbito doméstico al ámbito del taller- con el fin de que se haga visible y se valore por las propias mujeres y la comunidad.
Otras recomendaciones que nos hacen personas que nos conocen atañen a la necesidad de expandir más nuestra actividad en el nivel comercial, así como la necesidad de que diversifiquemos más la producción, pues les gustaría ver más productos bordados de buena calidad y con diseño regional novedoso.