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Juan Hernández

Juan Hernández

Escultor (1933-2012)
En costumbres, los yucatecos son diferentes de los otros mexicanos, pero solamente en costumbres. Los yucatecos tenemos una forma muy golpeada de hablar. Pero como seres humanos, creo que todo el mundo tenemos las mismas debilidades.

Yo empecé por echar a perder la madera desde mi niñez y hasta ahora. Mi papá tenía un taller de carpintería en el centro de Mérida. Mis temas siempre son personas mayas del campo. Nunca me ha llamado la atención hacer trabajos abstractos. Mi fuerte es lo regional, aunque he hecho otros trabajos por encargo. Pero no sé por qué me enamoré de lo regional. Simplemente es mi gusto. Mi mamá fue mestiza, y de ella tengo el olfato. En mi casa mi mamá hablaba la maya, pero yo nunca pude aprenderla. Lo que aprendí fueron las palabras malas.

En costumbres, los yucatecos son diferentes de los otros mexicanos, pero solamente en costumbres. Los yucatecos tenemos una forma muy golpeada de hablar. Pero como seres humanos, creo que todo el mundo tenemos las mismas debilidades. Yo viví un tiempo en México.

De joven me operaron de un tumor en el cerebro, y me quedé un poco paralizado de mi brazo derecho. Pero tenía que vivir de algo, y fue cuando empecé a tallar otra vez la madera. Aprendí entonces a trabajar con mi mano izquierda. Con mi propia voluntad volví a trabajar.

Agarro las piezas con mi derecha y trabajo con mi mano izquierda. He trabajado, y puedo decir que he hecho algo con mi vida. Si es bueno o malo, o si le gusta a la gente, no me importa, porque me gusta a mí. A veces estoy soñando un modelo, y rápido me levanto y trazo el dibujo para no olvidarlo. A veces veo que pasan algunos vendedores, y me gusta su pose o su forma de andar o agacharse, y rápido trazo un dibujo. Y si no tengo idea de qué hacer, entonces salgo a dar una vuelta para observar.

Mi trayectoria como escultor es de mucho tiempo, pero sólo he sufrido la desgracia de que la gente no me conoce. He tallado madera toda mi vida, pero la he vendido a otra persona, para poder sobrevivir, y esa persona (CHR: Enrique Gottdiener) vendió mi trabajo como suyo. Por eso nunca fui conocido. Él no me dio a conocer. Se puede decir que viví siempre a la sombra de otro maestro. Esa es la verdad. Pero ya pasó. Ahora ya me conocen. Soy una persona aislada, no participo en las reuniones de los artistas.