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Salvador Rodríguez Losa

Salvador Rodríguez Losa

Antropólogo (1935-2002)
Hay unos yucatecos que ciegamente creen que todo, todo, todo lo que es yucateco es bueno. Es como un yucateco fanático. Claro, lo único que se demuestra es su ignorancia. No analiza la situación. Antes todo lo que era de Tabasco en adelante era uach.

Para entender la cultura yucateca, su forma de vivir, de pensar y hablar, hay que verlo
como un proceso histórico que se fue gestando. Hay que entender que Yucatán es una península, pero que durante cientos de años fue una isla, y estuvimos completamente aislados de otras partes del país a través de una serie de incidentes geográficos como pueden ser montañas, ríos, lagos y mares.

Aparte de esos aislamientos geográficos que definen nuestra cultura, hay también otras características. Descendemos de los mayas, y aquí en la península son la mayor parte de la población. Y cuando llegaron los españoles tuvieron, como en otras partes de la República, que adaptarse a las condiciones que se imponían, tenían que comer maíz, beber los alimentos y comer las frutas de la región. Y para poder convivir con los mayas tuvieron que aprender la lengua maya. Primero los frailes, y luego los demás que llegaron. Claro, también unos mayas aprendieron el español. Así se fue gestando una forma de pensar, una forma de sentir, una forma de convivir, una forma de cultura que hasta hoy perdura.

Después de la Independencia de España nos unimos políticamente a la naciente nación mexicana, con ciertas condiciones, con la idea de poder conservar estas formas de particularidades. En la Colonia dependíamos de la Audiencia Real de México para ciertos problemas judiciales y otras decisiones llegaron directamente de España. Pero existía cierta autonomía. Se sentía que Yucatán como entidad sola no podía existir, y por eso se integró a la naciente nación mexicana, siempre y cuando se respetara el sistema federal. Allí está implícito su regionalismo. Queríamos ser iguales, pero con ciertas obligaciones y derechos a los integrantes. Pero había que respetar nuestra individualidad como región. Así se integró Yucatán.

Fue muy difícil en los primeros años para entender en México qué era el yucateco. Eso se dio en un proceso de 1821 hasta 1848 de pleitos constantes entre lo que era Yucatán, que comprendía Yucatán, Campeche y Quintana Roo, o sea, la Península y el centro de México. Se hace una revolución en 1840 porque se quiere que se respete realmente su independencia, que no se había respetado por tanto tiempo. Entonces después de 1848 se empieza a respetar lo que se llama el pacto federal.

Después vienen procesos de revolución, etc. etc., pero sigue un coso indestructible que es el carácter yucateco, que consiste en el modismo regional, nuestra forma de hablar, sobre todo el acento que tenemos. Es una forma que tomamos de la maya, aunque no hablamos la lengua maya. Pero el contacto diario de tantas generaciones es el que hace la asimilación con la lengua maya. Hemos tomado la tonalidad de esa lengua.

Nuestro humorismo es diferente del centro de México. Nuestras bromas, nuestro teatro y poesía son diferentes. Nuestra música es diferente y se parece más a la música caribeña, viene como una música de bolero. Bueno, ahora también hay mariachis acá, aunque es una cosa nueva. Pero vemos que el sentimentalismo regional sigue existiendo.

Sí existe una cultura yucateca que es diferente a lo nacional. Eso no quiere decir que está completamente en contraposición, ni opuesto a ella, sino tiene unas características propias de la región que le dan sus autores que viven aquí. Existía por ejemplo una cultura alrededor del henequén. Esa ya se está terminando por la competencia internacional y las fibras artificiales. Incluía a gran parte de la población, pero ya se está terminando, porque ya no hay henequén. Y debido a las tecnologías de la comunicación se está terminando la cultura yucateca hoy. Aunque también existe resistencia. A pesar de los intentos por acabar con la lengua indígena, ésta se ha defendido. Hay resistencia.

En el nuevo plan de desarrollo por parte del gobierno, se habla ya, por primera vez después de tantos años de lucha, de un plan de etnodesarrollo que no había antes. Claro, es una propaganda política, pero vale la pena ver si funcionará. Programas siempre ha habido, por ejemplo, del Instituto Nacional Indigenista. Son programas que llevan una forma nacional. Son intentos de procesos de aculturación. Es crear una síntesis de los elementos indígenas y criollos. Es el proceso de mestizaje donde siempre resultan pérdidas de elementos tanto por una parte como por otra. Pero en el nuevo plan creo que hay una chispita que debemos seguir para ver cómo se desarrolla.

La lengua es portadora de la cultura. También de la cultura indígena. No sé si sería conveniente enseñar la lengua maya en forma escolarizada, como obligación. Creo que sería más conveniente difundir la cultura indígena mediante programas televisados, tener más programas de eso. O bien, tener periódicos en lengua maya, o bilingües. Pero casi no hay literatura en las lenguas mayas. Hay unos jóvenes que escriben bien en la lengua maya, pero es una pequeña minoría.

Con relación a la enseñanza a nivel de secundaria o prepa, se ha intentado pero también se ha fracasado. No se han encontrado métodos didácticos de enseñanza para lograr las metas de aprender la lengua maya. Se da el curso, pero para cumplir con el programa, no para aprender. La lengua maya es básica para la cultura, es lo que no debemos perder nunca.

De lo yucateco que no me gusta: Hay unos yucatecos que ciegamente creen que todo, todo lo que es yucateco es bueno. Es como un yucateco fanático. Claro, lo único que se demuestra es su ignorancia. No analizan la situación. Antes todo lo que era de Tabasco en adelante era uach.