En este apartado expondremos un inventario de los personajes divinos relacionados con la lluvia en Xocén, de acuerdo con la información arrojada por este estudio y que caben en el concepto ‘católico’ convencional.
Dios
Dios se reconoce como la máxima autoridad y es probable que sustituyera a Itzamná o Hunab Ku, que fue el dios con la mayor jerarquía entre los antiguos mayas.
En maya, todos los nombres de las divinidades masculinas están antecedidos por el término Yum, que significa, según el diccionario Cordemex (Barrera et al., 1980:982), ‘señor, amo, padre, dueño, patrón’. Con esta locución también se refieren a todos los santos, dioses, e inclusive a algunos de los seres sobrenaturales de la tierra. Asimismo, es frecuente anteponer a Yum, el término Ki’ichkelem, ‘mozo, hermoso, gallardo, de aquí’, refiere el diccionario de Motul[1] (Barrera, et al., 1980: 314). Aunado a Yum, según el mismo diccionario, se refiere a Dios por antonomasia (en el Cordemex está escrito: kichkelem). Taata —que significa ‘padre’— es otro de los términos que anteceden los nombres de Dios, de los santos cristianos o de los Cháako’ob.
A continuación mecionamos las distintas formas utilizadas para referirse a Dios, usadas en el Ch’a Ch’a ak, por los xocenenses, en los diversos rezos y relatos en este libro consignados:
- Ki’ichkelem – Yum Dios Padre
- Ki’ichkelem Taata Yum – Dios Espíritu Santo
- Ki’ichkelem Yum – Dios Padre Eterno
- Ki’ichkelem Yum – Nuestro Padre, Nuestro Señor Dios Padre, Dios Nuestro Señor
Jesús
Es Jesucristo y se considera hijo de Dios Padre y hermano de los hombres. También se usan los términos mencionados en el párrafo anterior como símbolo de respeto a Jesucristo: Ki’ichkelem, Taata, Yum, Santo. En dos ocasiones, durante el Ch’a Cháak de Xocén (ver R.32 y R.68) se menciona a cuatro
‘Cristos’, en forma relacionada y continua: al del Gran Poder, al de la Transfiguración, al Salvador y al del Bautismo del Pueblo Principal de Tulum, lo que nos hace suponer que quizá se adscriban a los cuatro puntos cardinales y se hayan integrado al imaginario cuatripartita característico de la cultura maya. El Cristo del Bautismo del Pueblo Principal de Tulum podría estar asociado a algún dios antiguo. En los rezos y relatos presentados en este libro, se refieren a Jesús de las formas a continuación enlistadas:
- Dios Hijo
- Nuestro Señor Jesús
- Dios Jesús
- Santo Cristo
- Jesús María
- Cristo del Divino Redentor
- Nuestro Hermano Jesucristo
- Padre Santo Cristo de Gran Poder
- Padre Santo Cristo de la Transfiguración
- Padre Santo Cristo Salvador
- Cristo del Bautismo del Pueblo Principal de Tulum
- Cristo del Bautismo de Tulum
- Cristo del Gran Poder
- Cristo Salvador
Santos
Como hemos comentado, nuestra idea es que al menos algunos de los santos cristianos fueron incorporados al principo para sustituir y ocultar a algún dios pagano. El cura de Yaxcabá, en el siglo XIX (Ruz, 1989:168), menciona que Santo Domingo estaba identificado con el Pahuatún del este, San Gabriel con el norte, Santiago con el oeste y el sur con María Magdalena, que, nos informa el cura, era Xk’anlé Ox. También hemos visto santos representados como cruces, como San Román (en Hunukú) o San Germán (en Xocén), lo cual también es una forma de ocultamiento. Sin embargo, no todos los santos tuvieron esa función e indudablemente muchos entraron por propios méritos. En los rezos de Xocén se advierte la importancia de San Roque, quien aparece también como un guardián que abre la fuente de agua mayor del mundo (R.36, R.67), junto con San Miguel Arcángel y con La Virgen Celadora de las Llaves de la Fuente Principal de Agua, en maya: Ko’olebil Aj Kanan Ya’abi ti´Noj Sayab (R.12, R.59, R.64). Esta última es una virgen de la tierra, no del cielo[2].
San José de la Montaña es otro personaje interesante. Aparentemente se refiere a los montes de Xocén y a la milpa, bajo ese nombre (R.34). No sabemos si esto se relaciona con uno de los mitos sobre la fundación de Xocén, que dice que los primeros pobladores de Xocén fueron San José Xoc y Santa María Cen, que no son otros que San José y la Virgen María.
Los doce apóstoles los mencionamos bajo un solo concepto, ya que es común que así se haga en los rezos de Xocén. Es como si los doce apóstoles constituyeran una unidad aparte de cada uno de ellos.
Por último, hay que hacer notar que en la lengua maya de Xocén, se les puede llamar ‘santos’, en un momento dado, a todos los personajes divinos —dioses—, tanto paganos como cristianos (R.65e). Es claro que se trata de una forma de distinción, lo que significa que la acepción dada al concepto de ‘santo’ difiere de la nuestra, que está fuertemente asociada al panteón y concepto católico.
En cierta parte de las oraciones de la rogación de lluvia, además de invocar a los múltiples dueños de los montes de Xocén (ver más adelante el apartado sobre los K’áaxo’ob o Guardianes de los Montes), demandan la presencia de los ‘santos’ de esos mismos montes (ver R.5e). Creemos que los montes tienen ‘santos’, además de guardianes de la vegetación y de los animales, pues son sitios en los que los hombres circulan con frecuencia; por eso, no sólo la fauna y la flora requieren de cuidados, sino también los hombres. Sus cuidadores serían los ‘santos’, según nosotros. Una base para suponer esto, es que al final del rezo en el que se les convoca, se dice:
…llega la hora de invocarles aquí donde se hace la entrega de la primicia (gracia) para que vengan desde donde cuidan de los santos montes que tumban los milperos (R.6e).
A continuación exponemos la lista con los santos católicos invocados en el Ch’a Ch’a ak de Xocén:
- Doce apóstoles
- San Agustín
- San Ángel
- San Antonio
- San Arameo
- San Bartolomé
- San Cosme
- San Damián
- San Gabriel
- San Isidro
- San Jacobo
- San Joaquín
- San José
- San José de la Montaña
- San Juan de la Cruz Balam
- Tuberio
- San Juan de la Cruz Verio
- San Juan de la Cruz (Bautista)
- San Lucas
- San Lorenzo
- San Marcos
- San Mateo
- San Miguel Arcángel*
- San Pablo
- San Pedro
- San Rafael
- San Roque
- San Santiago
- San Celestial
- San Vicente
- Santos Reyes, Gaspar, Melchor y Baltasar
*San Miguel Arcángel también aparece, con otros, en la lista de arcángeles y se le dedica un apartado.
Santas
Las santas mencionadas en nuestra lista son las que explícitamente aparecen con el apelativo de ‘santa’. Sin embargo, Santa Rosa, por ejemplo, o Santa Teresa, en maya, antes del apelativo de ‘santa’, reciben el de ‘virgen’, ya que en el rezo maya se dice: Ko’olebil Santa Teresa o K’olebil Santa Rosa (R. 23m). Sabemos que María es virgen, aunque a veces se le menciona sin tal apelativo y sólo con el de ‘santa’. Con este término ocurre lo mismo que con el de ‘santo’. Se le da un significado distinto al nuestro. En maya no se distingue, como entre los católicos, entre una ‘santa’ y una ‘virgen’, usándose el concepto de ‘santa’ como locución que designa respeto a todos los seres que no son de este mundo.
Las santas que fueron mencionadas en los rezos y testimonios de este libro son las que a continuación enlistamos:
- Santa Clara
- Santa Cruz
- Santa Gloria
- Santa María
- Santa Madre Iglesia Católica
- Santa Máxima
- Santa Rosa
- Santa Teresa
- Señora Santa Paloma
Vírgenes
Las vírgenes, de acuerdo con el concepto cristiano, tienen una jerarquía mayor que las santas. En realidad son advocaciones de la única Virgen, que es María; las santas, finalmente, son humanas. Sin embargo, consideramos que en el imaginario maya de Xocén tienen un rango semejante. Al referirse a ellas se usa el concepto Xki’ichpan, que significa ‘cosa hermosa, galana y bien vestida y dícese a las mujeres’, según el Diccionario de Motul (Barrera et al., 1980: 315), equivalente del Ki’ichkelem masculino. En el diccionario aparece escrito: ‘kichpam’.
Asimismo, en maya se emplea el término Ko’olebil, que es semejante a Yum, porque Ko’olel bil —que es el término más antiguo—, según el Diccionario de Motul, significa “señora o ama de siervos o esclavos, sin denotar cuyo y así no lleva pronombres” (Barrera et al., 1980:333). Es hasta los diccionarios más recientes (Pío Pérez, 1877) que aparece como concepto asociado directamente a la Virgen María. Kolebil : “por antonomasia, la Sacratísima Virgen Madre de Dios” (Barrera, 1980:333). Sin embargo, es muy factible que en la antigüedad se usara para nombrar a las diosas, puesto que en los rezos mayas se denomina por igual con esos títulos tanto a las vírgenes cristianas como a las compañeras de los Cháako’ob y a otras diosas de la tierra.
Con base en lo anterior, en el siguiente listado, en sentido estricto, debiéramos incluir también a todas las diosas de la lluvia, debido a que su apelativo traducido no literalmente sino considerando que Ko’olebil corresponde a ‘virgen’ y no a ‘señora’, también es ‘virgen’. Sin embargo, preferimos incluir sólo a las que tienen un nombre español:
- Virgen Ana
- Virgen Asunción
- Virgen Auxiliadora
- Virgen de Dolores
- Virgen de Izamal
- Virgen de la Consagración
- Virgen de la Natividad
- Virgen de la Salvación
- Virgen de los Ángeles
- Virgen Ángela
- Virgen Aurora Bendecida (sic)
- Virgen Cuidadora de la Virtud
- Virgen de Guadalupe (sic)
- Virgen de la Concepción
- Virgen de la Luz
- Virgen de la Rogación
- Virgen de la Santa Rosa
- Virgen de Lourdes
- Virgen de Perpetuo Socorro
- Virgen del Carmen
- Virgen del Fátima
- Virgen del Socorro
- Virgen Librada
- Virgen Magdalena
- Virgen Presentada
- Virgen Santa Isabel
- Virgen Úngula
- Virgen de Sotuta*
- Virgen del Cerro de la Santa Cruz Verde*
- Virgen del Pueblo de Coba*
- Virgen Guardiana*
- Virgen Licencia*
- Virgen María
- Virgen Refugio
- Virgen Teresita
- Virgen Verónica
* No estamos seguros de que estas vírgenes sean de origen católico. La Vírgen de Sotuta, por ejemplo, es considerada la que regresa los vientos que se han desviado.
Arcángeles
En la tradición cristiana, los arcángeles son un coro distinguido entre los nueve coros de ángeles, pues mientras que estos últimos son anónimos, los arcángeles son mencionados por sus nombres en las Sagradas Escrituras y sus funciones y atributos están bien definidos. Se han recogido siete nombres de arcángeles, aunque los concilios de Roma de 745 y de Aquisgrán de 789 sólo aceptaron el culto a tres arcángeles mencionados en los textos bíblicos canónicos: Miguel, Gabriel y Rafael, no se consiguió erradicar la devoción de los siete registrados en las Sagradas Escrituras quienes, además de los tres citados, son: Uriel, Barachiel, Jehudiel y Sealtiel (Báez, 1979:12-13). Xocén, siempre fiel a las tradiciones más antiguas, les rinde culto a siete arcángeles, pero sólo los nombres de los tres aceptados en los concilios mencionados se conocen en Xocén, en tanto que los otros cuatro a los que se refieren no son arcángeles, sino santos, desde el punto de vista del culto cristiano. Sin embargo, para los xocenenses todos estos son venerados como arcángeles y su sagrada función es la de interceder ante Dios para solicitar el permiso para regar[3]. En el listado a continuación de los arcángeles xocenenses señalamos con una (A) a los arcángeles que considerados como tales por la Iglesia católica:
- San Cosme San Damián
- San Gabriel (A)
- San Miguel Arcángel (A)
- San Rafael (A)
- San Roque
- San Santiago
San Miguel Arcángel
Siendo San Miguel un personaje relevante entre los Cháako’ob, se merece un espacio especial en este apartado sobre los arcángeles de Xocén.
San Miguel tiene un rango muy alto entre los dioses involucrados en el riego de las milpas. Es considerado como el ‘Guardian de la Mayor Fuente de Agua’ (R.64), el que otorga el permiso para abrirla4, además de ser el ‘comandante’ de los Cháako’ob. Él es el encargado directo de recibir las órdenes de Dios para regar, así como de transmitir a los chaques las divinas instrucciones: cuándo pueden comenzar a regar, cómo y en dónde. Recibe ayuda en esta tarea de los otros arcángeles. Personaje de tan alta jerarquía: es nada menos que el correo de Dios ante los chaques. Resulta difícil comprender por qué se le otorgó tan alto cargo a un personaje cristiano, a un ‘intruso’, como lo califica Thompson (1987:310).
Thompson tiene razón al cuestionar la jefatura de San Miguel Arcángel sobre los chaques —planteada en el Chan Kom de Redfield y de Villa Rojas de los años treinta—. Según Thompson, el hecho que San Miguel no salga a regar con los Cháako’ob, como sí lo hace Kunkú Chac, es prueba de que San Miguel ‘es un intruso’, declara Thompson, y sugiere que el jefe real de los chaques era Kunkú, quien es señalado por los citados autores, de acuerdo con sus informantes, como subordinado de San Miguel. Sin embargo, y muy a pesar de Thompson, lo cierto es que San Miguel Arcángel tiene una alta jerarquía confirmada con los datos de Xocén.
Nosotros sugerimos que el alto rango de San Miguel deriva de la herencia de funciones de un antiguo dios que, por algún motivo no pudo sobrevivir en el nuevo mundo conquistado por los españoles católicos, pero cuyas funciones eran vitales para el riego de las milpas mayas y, por lo tanto, tuvo que emboscarse bajo la imagen de nuestro Arcángel.
Luego de revisar la información sobre los dioses antiguos, pensamos que las funciones de San Miguel pudieron ser realizadas en la antigüedad por el dios K[5].
Primero analicemos las poderosas razones iconográficas para suponer al dios K como antecesor del Arcángel San Miguel: 1) el dios K es el único dios prehispánico con forma humana y con alas[6]. 2) en las representaciones se observa una fuerte relación de este dios con el dios B o Cháak, sin confundirse con él. 3) el dios K tiene una hacha en la mano. 4) el dios K tiene un cetro. 5) su pie se transforma en una serpiente.
Iconográficamente, la imagen de San Miguel pudo sustituirse por la del dios K, considerando que 1) San Miguel tiene alas como el dios K. 2) tiene una espada en la mano, que pudo suplantar el hacha del dios K. 3) otro de sus atributos es portar un cetro como el dios K. 4) aparece pisando al diablo que, muchas veces —sobre todo en las representaciones antiguas—, se presenta en forma de serpiente, elemento que pudo reemplazar el pie que se transforma en la serpiente del dios K.
Otro detalle iconográfico que pudo facilitar la transformación del dios K en San Miguel Arcángel, es que éste se representa frecuentemente sobre un cúmulo de nubes, es decir, en el cielo (Báez, 1979:13), espacio en el que el dios K cumple también sus funciones.
A estos elementos iconográficos se suman los elementos fonéticos que pudieron favorecer la fusión de San Miguel con el dios K.
Ya Thompson había señalado que la incorporación de ángeles y arcángeles al panteón maya tuvo a favor la casualidad de que el término maya canhel, es homófono de ángel y arcángel. Barrera (1980:296) comenta que el término se asociaba a personajes que tenían que ver con la lluvia (Thompson, 1987:312). Recordemos que Landa observa que en la ceremonia del año cuya letra dominical era kan —asociado al sur, y bueno en cosechas—, en un momento dado, ponían sobre la imagen de un “demonio” llamado Bolonzacab, “…un ángel en señal de agua, y este año había de ser bueno y estos ángeles pintaban y hacían espantables…” (Landa, 1982: 64).
También Thompson indica que existe un acuerdo entre los mayistas de que Bolon Dzacab (Ts’acab en el diccionario Cordemex) es el dios K (Thompson, 987:279). La asociación del ángel mencionado por Landa con Bolon Dzacab y el dios K es tan estrecha, que refuerza nuestra idea de asociar al dios K con San Miguel Arcángel, también por motivos fonéticos, pues es bastante probable que el término canhel estuviera relacionado con el dios K. Según Beltrán de Santa Rosa, canhel significa ‘dragón’ (Barrera et al., 1980:296). El Diccionario de Viena define el vocablo como ‘serpiente’, lo cual resulta más acorde con la cultura maya. El término español ‘arcángel’, en el caso de San Miguel, pudo fusionarse también con él, no sólo por los motivos fonéticos ya mencionados, sino por la serpiente o dragón que aparece a sus pies, que bien puede ser un concepto asociado al dios K, debido a que se convierte en víbora en su pie. En la discusión respecto al término, Barrera, en el Cordemex reflexiona que “…es posible que kanhel fuese representado como un ente alado a la vez que serpentino…” (Barrera et al., 1980: 296). El término canhel se usaba en el maya antiguo con el significado, como indica Thompson, de: “los cuatro que se suceden en el empleo”, en alusión a los cuatro chaques de las esquinas del mundo que cambiaban año con año, pero también los cuatro vientos, o quizás los cuatro Itzamnás, al encontrarse el signo hel en pasajes que tratan de la sucesión de los dioses de los cuatro rumbos (Thompson, 1987: 312)[7].
Si tomamos en cuenta que el dios K aparece asociado a la sucesión de linaje, sobre todo representado en cetros serpentinos que llevan algunos personajes (Barrera, 1980:296) —de acuerdo con Schele y Miller, citado por Taube (1992:78)—, esto apoya la idea de que uno de sus nombres, debido a la función de representar el cambio de linaje, pudo ser el de canhel (reforzado por su pie serpentino). Esta función del dios K también explicaría por qué San Miguel Arcángel pudo ser su sucesor, pues tenía que ser alguien de alto rango, alguien muy cercano a Dios, como San Miguel, como de alto rango debió de ser el dios K para ser símbolo de sucesión de linaje.
Así pues, si San Miguel derivó del dios K, como suponemos, puede comprenderse por qué no sale a regar con los chaques, como le reprocha Thompson, ya que su pertenencia a una alta jerarquía, se derivaría por ser sucesor de un dios antiguo de alto rango como el K, y no por ser de origen español, como quizá lo supuso Thompson al llamarlo ‘intruso’.
Si el dios K estuvo muy relacionado con los chaques —siendo su jefe, como lo es San Miguel— y quizás también siendo el Guardián de la Mayor Fuente de Agua[8], como se menciona en los rezos de este libro que lo es San Miguel, y como cuentan en Xocén al considerar que guarda los cenotes, eso explicaría la necesidad insoslayable de la conservación de su función después de la conquista.
Pero es muy probable que para los españoles fuera insostenible la imagen de un dios alado con pie de serpiente, para ellos se trataba del demonio. Recordemos que Landa se refiere a los ángeles asociados a Bolonzacab como ‘muy espantables’. Por otra parte, la conservación de un dios maya de alta jerarquía era casi imposible, dada la conquista material y espiritual. Por eso, la sustitución de este dios por San Miguel Arcángel resulta plausible, ya que San Miguel es un santo español que, como el dios K, tiene espada (hacha), tiene alas, una serpiente a sus pies, aunque ésta ya no sea parte de él, y es de alto rango, pues es la mano derecha de Dios.
A todo esto hay que sumarle un aspecto simbólico muy importante, la asociación que San Miguel tiene, en la historia de sus apariciones, con el agua de manantiales[9], del modo que la tiene en Xocén y en todo Yucatán, con los cenotes y con el control de ellos.
Finalmente, hay que añadir una creencia que existe en Xocén sobre el origen de San Miguel Arcángel, y que consideramos sumamente interesante por reveladora:
Antes que viniera Jesús la gente andaba buscando a un dios.
—¿Donde esta el dios?, preguntaron.
—Soy Dios, contestó Kukulkán. Él tiene poder. Las personas que creen ya tenía un rey, un Dios. Vamos a servirle. Vamos hacer ceremonia, para que Kukulkán haga llover, para que haya árboles. Los antepasados ven que Kukulkán es un dios que tiene poder. Es una víbora que tiene alas, como los ángeles. Eso era antes que viniera Jesús.
Despues de Kukulkán vino otro rey: Es Moisés. Él trajo las leyes de los judíos. Kukulkán enseña a la gente a hacer ceremonias al sol, pero luego viene Jesús y él dice que no es bueno o necesario hacer ofrecimiento al sol; mejor a los dioses de la lluvia, los chaakes. Con la sequía del sol se mueren las plantas. Kukulkán piensa que se puede remediar con una ceremonia al sol, pero Jesús dice que es mejor hacer un cha chaak. Pero Jesús no abandonó a Kukulkan, él sigue como rey. Ya es San Miguel Arcángel.
Ah qué bueno que ahora mi nombre es San Miguel Arcángel, dice Kukulkán. (Alfonso Dzib)
De acuerdo con esta historia —que merecería un extenso análisis que en este momento no es pertinente realizar—, San Miguel era antes Kukulcán, quien proponía hacer ceremonias al sol para remediar la sequía[10]. Según este testimonio, el Ch’a Cháak fue propuesto por Jesús, sin abandonar a Kukulkán, quien fue rebautizado como San Miguel Arcángel, cosa que a Kukulkán le dio mucho gusto.
También dicen en Xocén que el día de San Miguel Arcángel, el 29 de septiembre, Kukulcán cruza el cielo dejando caer sus plumas, que se transforman en animales del monte, como venados y jabalíes.
Otro aspecto esencial en la historia de San Miguel que, se cuenta en Xocén, acerca de que la Santísima Cruz es la llave con la que se abre el agua de los cenotes que sirve para regar. Esto explicaría por qué en Xocén afirman que nunca se va a acabar el agua, pues allí se encuentra la llave misma de las aguas.
La asociación cristiana de San Miguel con una estrella o lucero máximo que acompaña al sol, “… porque después de Cristo que es el sol y de la santísima Virgen que es la luna, San Miguel es como el lucero que resplandece más santidad…” (Báez, 1979:9), coincide con la advocación de Kukulcán como el planeta Venus. Podría ser un elemento para reforzar la idea xocenense del origen de San Miguel Arcángel. Sería posible que el dios antecedente de San Miguel fuera Kukulcán y no el dios K, como hemos sugerido. O quizá el dios K sea Kukulkán, no como sinónimo del Quetzalcóatl tolteca del postclásico, sino como dios maya mesoamericano, previo a la llegada de la deidad tolteca, si es que existió en el área antes de la influencia tolteca. Barrera afirma que dicho dios no tuvo tanta influencia popular en el área, pero historias como ésta apuntan hacia otra dirección (Barrera et al., 1980: 420)[11].
De cualquier modo, es interesante que los xocenenses vean en el Arcángel San Miguel una divinidad que antes fue prehispánica. Esto confirma nuestra idea de que San Miguel cubre una función que algún dios antiguo cumplió, y que no se trata de un ‘intruso’, como lo consideró Thompson.
Los españoles lanzaron a Santo Santiago por delante, en la época de la conquista, pues éste era el santo conquistador. Pero muy pronto, ya en la etapa de la evangelización, San Miguel Arcángel sustituyó a Santiago y fue el santo privilegiado, ya que al comandar la lucha contra Satanás, fue el símbolo de la fidelidad y el enemigo número uno de las herejías (Báez, 1979: 28-29). Resulta paradójico que al tener como función principal acabar con las herejías, los mayas lo incorporaran a las filas del cielo maya, transformándolo en comandante de los Cháako’ob. De ser cierta esta metamorfosis, estaríamos ante uno de los casos más interesantes e irónicos de ocultamiento y sustitución de un santo cristiano por un dios maya.
San Roque González de Santa Cruz
San Roque, además de tener una gran importancia por su relación con el control del agua, junto con San Miguel Arcángel, resulta ser un santo interesante, porque además de no ser considerado arcángel por la Iglesia católica, es un santo muy reciente, pues vivió en la primera mitad del siglo XVII y no fue santificado sino hasta 1988 (www. Catholic on Line Saints. St. Roque Gonzalez de Santa Cruz), ¿cómo es entonces que los mayas de Xocén santificaron antes, al parecer, desde hace mucho tiempo, y lo tienen puesto en un lugar tan especial?
La idea que proponemos es que al ser misionero entre los indígenas de Paraguay y muerto por los mismos, es probable que la historia de su martirologio haya llegado a la Nueva España y haya conmovido a los frailes que por acá se encargaban de evangelizar a los indios. Esto debió provocar que, desde entonces, los frailes españoles y los indígenas lo consideraran un santo[12]. Nos atrevemos a suponer que el hecho de que su nombre fuera Roque González de Santa Cruz, pudo haber favorecido su asociación con el agua y la llave del agua, ya que ésta es la Santísima Cruz, explicándose de ese modo, no sólo su santificación, sino su ingreso inmediato en la plana mayor de los arcángeles.
[1] El diccionario de Motul es el más antiguo de los diccionarios existentes y forma parte del diccionario Cordemex.
[2] No sabemos exactamente el papel que desempeña cada uno, para eso habría que realizar un estudio. Ver más sobre San Miguel Arcángel en el apartado que lleva este nombre.
[3] Para mayor información sobre esto, ver el apartado sobre las diosas de la lluvia y la función de algunas de ellas como representantes de los arcángeles.
[4] Ya comentamos que San Roque parece tener un papel importante asociado a San Miguel, porque también es guardián de la mayor fuente de agua. Todavía no sabemos la distinción entre las funciones de uno y otro respecto a guardar la mayor fuente de agua. También la virgen Celadora de las Llaves de la Mayor Fuente de Agua está relacionada con él.
[5] Alejandra García, en su tesis de doctorado, propone que San Miguel es un nuevo avatar del Señor de la Lluvia y lo asocia con el dios K, pero también con Chac (García, 1999). Nosotros creemos que San Miguel es el heredero de las funciones del dios K relacionadas con la lluvia, que no se confunden con las de los dioses de la lluvia, porque se ubica en una jerarquía más alta.
[6] Nos referimos a que es el único dios con forma humana con alas ya que Kukulkán o Quetzalcóatl también tienen alas, pero bajo la forma de serpiente.
[7] Kan Hel, literalmente significa ‘serpiente-cambio’. Es factible que la asociación de este término con sucesión o cambio, se derive del cambio de piel regular, que se observa en las víboras.
[8] Dicen que San Miguel es el que controla los cenotes que tienen el agua para riego y que la llave para abrir y cerrar el agua, es la Santísima Cruz Tun, que se encuentra en el Centro del Mundo de Xocén. También existen dos relatos de Telchac Pueblo (Tec, 1993: 23-26), que le atribuyen a ciertas serpientes la función de proteger las fuentes de agua de los montes, que son los mantos vírgenes de los cenotes del monte de los que se alimentan los dioses del monte y de la lluvia. Santiago Domínguez nos dice que en Muxupip las serpientes son “guardianes del agua vírgen” en los cenotes (Domínguez, 1996:227). Si consideramos que el dios K tiene un pie que se vuelve serpiente, podría ser que dicha serpiente es la que, bajo el mando del dios K, cuidaba dichas fuentes de agua de donde se saca la lluvia y que el es el único que podía dar la orden a la serpiente, que permitiera a los dioses de la lluvia sacar el agua para regar.
[9] En la historia de las apariciones de San Miguel, en varias ocasiones hace brotar fuentes para señalizar los sitios en donde pedía que se le construyera un templo (en Chonae, ciudad Frigia; en la costa de Normandía, en Francia y en San Bernabé, en Tlaxcala), Báez, 1979.
[10] Recordemos que la descripción de Landa de la ceremonia a los chaques se refiere al Tuppkak que se hacía dos días antes y que era para remediar la sequía. Sospechamos que la quema de corazones de animales en dicha celebración, disgustó a los frailes y deben de haberla prohibido. Es posible que el relato de Alfonso Dzib aluda al momento histórico en que se modificó la ceremonia y el nombre de Kukulcán.
[11] En las Relaciones de la Gobernación de Yucatán, se dice que en Maní existía un templo en el que se le rendía culto a Kukulkán (De la Garza et al., 1983:T1.252) e historiadores actuales, como Pedro Bracamontes (comunicación personal), comentan que tal vez estuvo frente a la actual iglesia cuyo santo patrón es San Miguel Arcángel.
[12] La importancia de San Roque en el área se refleja en la existencia de una iglesia dedicada a San Roque en Valladolid. No sabemos de cuándo data, pero es de origen colonial, por lo cual el culto es anterior a su beatificación, que fue en 1934 y a su santificación, que fue en 1988.