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Talleres

El anuncio más antiguo que recuerdo haber visto en Mérida es aquel del talco Dos Caras, surtido en la farmacia del mismo nombre, en la esquina de las calles 58 por 65. Hoy es una tienda de ropa. El anuncio, casi un mural, se encuentra en pésimas condiciones y debería ser conservado como un monumento importante de la historia del comercio citadino del siglo pasado y de la propia gente de Mérida. Forma parte del patrimonio histórico visual del Centro Histórico. Ahora, en ese primer cuadro de Mérida, ya no se permite que los propietarios de tiendas, comercios y talleres publiciten y anuncien sus productos con cualquier imagen o texto sin previo permiso de la autoridad correspondiente. Ello porque se busca conservar el patrimonio arquitectónico, histórico y visual de los inmuebles y ofrecer un equilibrio visual que no agreda y rompa con el estilo del sitio. Se opta por fachadas limpias y en la purga han desaparecido muchos anuncios, tanto de buena como de mala calidad, que se pintaban en las paredes en años anteriores.

Hoy por hoy, en las calles, fuera del control de los censores, se pueden ver anuncios variados “al gusto” del propietario, realizados mediante brocha y pintura. Estos anuncios compiten con las lonas hechas en computadora, que se hacen rápido y económicamente. Pero no tienen comparación. Todavía no ganan la batalla al honorable oficio de los rotulistas y grafiteros.

 

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