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Contado por Fermín Dzib

Las plantas medicinales habían sido descubiertas por un rey que vivió en Izamal. Tsama’, se llamó. Era Dios. Dicen que hasta resucitaba a los muertos. Bueno, Él buscó las plantas medicinales y les puso nombre a todas. Después descubrieron una mata de maíz, y así comenzaron. En las ruinas la descubrieron.

Después, las semillas fueron a la Santísima Santa Cruz, porque dicen que allá hay una cueva, como a 100 ó 120 metros de donde está la capilla. Hay un pequeño cerrito. Dicen que antes de los españoles, había personas que viven más cerquita de la Santísima Santa Cruz. Dicen que hablaba así. Daba órdenes de noche o de día. La Cruz dijo que en la cueva tiene guardada toda la semilla que nosotros necesitamos para vivir. Porque antes de los españoles no había alimentos primordiales para nosotros. La gente vive de pura raíz. Sí había maíz, pero no suficiente.

Entonces, la Santísima Santa Cruz dio la orden de que se vayan allá a ese cerrito en el Centro del Mundo. Entonces allí fue ese señor, y llegando allí vio como una puerta subterránea. Entró y había semillas de frijol, de ibes, de maíz, de todo. Sacó siete matas de cada semilla, y las siete matas que sacó las llevó a la Santísima Santa Cruz.

Cuando regresó ya las semillas habían aumentado. Había dos o tres kilogramos de cada semilla. Entonces fue a repartir entre la gente, y la gente sembró en sus sementeras, y así fue aumentada la semilla que nosotros tenemos.

De la Santísima Santa Cruz vienen por milagro las plantas.

Pero las demás plantas, las medicinales, fueron descubiertas por el rey de Izamal, Tsama’, el dios de las plantas.

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