Confrontado a un muro o pared grande, en blanco, sin nada, como ‘virgen’ ¿quién resiste pintarlo? La historia mundial del arte nos muestra – ‘pocos’. Los mayas prehispánicos de Yucatán adornaron sus templos e edificios con pinturas, tanto con tema religiosa, como cotidianas, como vemos en los templos como Chichen Itzá. Y los grafitis de ‘travesura’, mal visto por los dueños de las paredes, tampoco faltaron en tiempo prehispánicos, como podemos apreciar en varias zonas arqueológicas. Son tan vitales y expresivos como los que hacen los grafiteros de hoy. En un viaje en 1989 para sacar fotos de las pinturas murales en la iglesia de Dzidzantun, vi una carabela española, o de los piratas que saquearon los poblados de la costa, grabada en el muro El muro fue revocado, sin que los albañiles o sacerdotes se dieron cuenta del ‘tesoro’. ¡Ya no existe! Más que en mi foto.
Mi primer encuentro con las pinturas murales yucatecas lo tuve en el cementerio de Hoctún en 1978 con el pintor de tumbas y mausoleos Miguel Gonzalo Santos. Sus temas eran las flores y las apariencias de la Virgen de Guadalupe. Desde ese tiempo nunca pierdo la oportunidad de visitar el cementerio donde nuevas generaciones siguen pintando. Sobre todo en los meses de octubre y noviembre.
En mi trabajo como fotógrafo en el INAH tuve la oportunidad de visitar la mayor parte de los sitios arqueológicos y iglesias de Yucatán. De las iglesias saqué fotos de las pinturas murales, y viajando de un pueblo a otro capté los anuncios pintados en las paredes de casas comerciales en los pueblos. Para una exposición ‘Mérida en Blanco y Negro’ en 1984 capté los anuncias pintados en las paredes en las calles, sobre todo alrededor del mercado San Benito. Era en un tiempo antes cuando todos anuncios fueron pintados a mano por rotulistas de la ‘brocha gorda’. La mejor de este tiempo, y que sigue conservado, es el anuncio para hamacas de la tienda El Aguacate, en la calle 58/73. Otro que hoy ya casi no existe es el anuncia para la farmacia de Las dos Caras en la esquina de calle 58/67, de donde surtían talco para amenazar en sudor de los y las yucatecas de tiempos pasados.
Hoy los rotulistas ya son una especia en peligro de extinción. Han sido desplazados por los diseñadores de ’artes gráficas’ que, con sus computadores venden sus obras en lonas de plástico.
Los que siguen pintando un mensaje sobre los muros son los ‘grafiteros’. Muchos empezaron su carrera, “ensuciando” los muros con sus tags y bombas como -que me perdonen – los perros que marcan su territorio. ¡Provocando la rabia de los dueños!
En tiempos recientes se ha desarrollado un nuevo concepto de arte grafiti y artistas grafiteros mas respetuoso. De ahí me viene a la mente la pregunta sobre ¿qué es arte? Arte, para mí, es donde se reconoce un manejo profesional de colores, dimensiones y trazos, y que en una y otra combinación expresa un mensaje de protesta y cuestionamiento de ideas cotidianas y aceptadas, presentando alternativas y nuevas ideas. Algo que nos hace reflexionar. O que logra plasmar un buen retrato, paisaje o bodegón. Entendido así, hay que reconocer que no todo lo que se presenta y pinta como grafiti es arte. ¡Hay de grafiti a grafiti! Unas pinturas más bien pueden verse como borradores y otros como decoraciones con diferentes grados de logro.
También reconozco que, entre todo lo que he visto, hay obras de grafiti de gran valor artístico que merecen un lugar duradero en un galería o museo de arte, y no una efímera existencia de tres o cuatro años en una barda, borrados luego por el sol y la lluvia.
En los años de 2017 – 2019 le dio duro para documentar las pinturas murales en todo el estado de Yucatán. No he contado el número de obras, pero el libro que se logró publicar tiene 230 páginas. Para hacer una división inventé las siguientes categorías: pinturas en cementerios, en los pueblos de Tetiz y Oxcutzcab, obras promovidos por el gobierno, ‘arte tridimensional; psicodélico, inspiración Maya, naturaleza, realismo, anuncios, comidas y bares.
El libro fue planeado ser publicado por el Ayuntamiento de Mérida para el aniversario de la ciudad en enero 2020. Pero, como dicen y me dijeron, ‘se gastó el dinero’. Luego entramos en la pandemia de la Covid-19, y menos dinero para publicar en papel. Propuse entonces hacer una edición digital, que, de plano, es la solución para distribuir económicamente libros al lector más escondite.
Una versión digital además tiene la ventaja que se puede actualizar y agregar nuevas obras. Así también para esta edición. La portada original tiene un imagen de la cara de una señora. Como resultado de las duras experiencias de la Covid salieron nuevas, impresionantes pinturas dando gracias, sobre todo al personal de salud que enfrentaron una batalle heroica para rescatar salvo y sano al población yucateco. Eso resultó en una nueva portada y un capítulo incorporando los grafitis Covid.
El libro lo puedes ver en edición digital aquí.