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4. Características de la religión prehispánica en la cosmovisión actual de Xocén

Existen ciertas características de la antigua religión maya que todavía pueden observarse en la religión actual de Xocén. He aquí algunas de ellas.

Politeísmo y animismo

Aunque los xocenenses se consideran cristianos y el cristianismo es monoteísta, ellos han conservado una serie de dioses y otros entes sobrenaturales de su antigua religión maya que han sido indispensables para conservar su identidad en las condiciones que ahora viven, como lo veremos en el apartado donde reflexionamos sobre el ecosistema, la milpa y la religión. Así, los xocenenses pueden ser catalogados, desde una visión externa, como cristianos politeístas y animistas.

Después de cinco siglos de cristianismo, en Xocén el Dios cristiano tiene aún que compartir el poder con otros dioses como son los múltiples cháako’ob (dioses y diosas de la lluvia). Estos, desde luego, se encuentran subordinados a la voluntad de aquél –como lo dejan ver los testimonios de un libro sobre los cháako’ob ya publicado* y los de este mismo libro–, lo cual no debe de ser difícil para ellos, puesto que en la antigüedad estuvieron bajo el comando de Itzamná. Asimismo, se encuentran bajo la autoridad del Dios cristiano que gobierna en Xocén la gran población de seres sobrenaturales que se encargan de cuidar el monte, las cuevas, los cenotes y todos los rincones y entes vivos que lo habitan, que no son dioses, pero que tienen poderes también sobrenaturales.

Naturaleza cuatripartita o quíntuple de los dioses

Otro rasgo de la antigua religión que sigue vivo en Xocén, es la naturaleza cuatripartita de algunos de los dioses, y que ha estado basada en la idea maya de que el mundo es un rectángulo, como la milpa, sostenido por cuatro cargadores, pawatuno’ob o bacabo’ob, que en el pasado estuvieron relacionados con los cháako’ob, y que actualmente están presentes en el mismo nombre de los cháako’ob, aunque ya no se habla de ellos como cargadores.

En Xocén, el nombre de los cuatro grandes cháako’ob contiene el término papa’atun, que claramente deriva de pahuatun; en Tixcacal Guardia el nombre de los cuatro grandes cháako’ob involucra el vocablo pawuatun, y, en el siglo XVIII, el cura Granado Baeza de Yaxcabá se refiere a ellos como pahbatunes. O sea que, a través del tiempo, se ha conservado en el nombre su función de cargadores, aunque ésta ya se haya perdido**.

Sin embargo, en el pasado prehispánico eran en realidad cinco cargadores (y cinco cháako’ob), porque se incluía la dirección central. Pero, actualmente, sólo se reconocen cuatro cháako’ob, debido a la influencia de la cultura occidental, que ha reducido a su visión de sólo cuatro direcciones, los puntos cardinales.

El hecho de estar el mundo dividido en cinco direcciones es la causa de que muchos dioses antiguos aparecían en forma quíntuple (cinco itzamnás o cinco cháako’ob), y que cada dios de cada punto cardinal estuviera asociado a un color.

En ocasiones, las advocaciones de un solo dios parecen no serlo, y a veces pareciera que sí lo fueran. Por ejemplo, en los rezos del ch’a’ cháak (ceremonia para pedir la lluvia) se refieren al dios Cháak como si fuese uno solo, recordándonos, como dicen en Xocén, la doctrina de la Trinidad. Pero la mayoría de las veces mencionan cuatro dioses con diferentes atributos y reconocen la existencia de múltiples cháako’ob, que están al servicio de los cuatro cháako’ob mayores. El hecho de que inviten al ch’a’ cháak a los cuatro dioses de los puntos cardinales, ofrendando cuatro panes diferentes y rezando una oración distinta para cada uno de ellos, da una idea de que cada uno tiene existencia propia, pero cuando invocan al dios Cháak, pareciera que funden en una imagen a los cuatro grandes dioses.

La cruz y la ceiba

El culto a la cruz deriva de la época prehispánica y parece estar asociado a la ceiba y al maíz.

En Xocén, la Santísima Cruz Balam Tun es la cruz sagrada de piedra que está en el cabo sur del pueblo, y que, de acuerdo con los mayas del oriente peninsular, es el Centro del Mundo.

Como esa cruz es maya, se cuenta que cuando algún sacerdote cristiano quería oficiar allí, las avispas se lo impedían, atacándolo de inmediato.

En maya, a la cruz se le dice ya’axche’, que significa “madera verde”, pero también quiere decir “primer árbol” o “árbol primigenio”. Quizás a eso se deba que, en Yucatán, frecuentemente la cruz se pinta de verde. Y el hecho de que la ceiba se representara como cruz, es un elemento que se considera favorable a la rápida asimilación del cristianismo entre los mayas.

Elementos del Popol Vuh o "biblia" maya

Hay aspectos del Popol Vuh (“libro de la comunidad” o “libro del consejo”) –que es considerado como la ‘biblia’ maya por contener el relato maya de la creación y de las hazañas realizadas por los primeros hombres– que se encuentran presentes en las creencias del Xocén de hoy. Sin haber realizado un examen exhaustivo, mencionamos las siguientes comparaciones:

  • Múltiples creaciones: en el Popol Vuh ocurren varias creaciones del mundo, igual que en la tradición xocenense, aunque los eventos no sean exactamente los mismos. Esto es un rasgo que comparten las religiones mesoamericanas de acuerdo con el mayista Taube*.
  • Gemelos: el segundo par de gemelos de la saga narrada en la ‘biblia’ maya, Hunahpu y Xbalanke, se transforma en el Sol y la Luna. En Xocén existe un relato de unos gemelos que formaron el Sol y la Luna. Aunque la narración no ofrece más datos, es muy posible que esta historia provenga del Popol Vuh.
  • Nuera: bondadosa en el Popol Vuh y malvada en Xocén. En el Popol Vuh, Ixquic, la nuera de Xmucane (última madre de los primeros gemelos: Hun Hunahpu y Vucub Hunahpu), ganó la confianza de su suegra cuando fue a traer maíz de una milpa que sólo tenía una mata de maíz y, sin embargo, con el apoyo de cuatro ayudantes invocados por ella, y con cabellos de elote, llenó una red de maíz, tal como le ordenara s suegra. En cambio, en varios relatos de Xocén, la codicia de una nuera hizo que se perdiera el poder que se tenía en los tiempos antiguos de tener suficiente maíz con sólo unas cuantas matas. Es interesante que los dos casos opuestos, el de la abundancia y el de la escasez, fueron consecuencia de acciones de una nuera. Resulta clara la relación entre estas dos historias, y es altamente probable que la versión de Xocén derive del Popol Vuh, aunque no sabemos el cuándo, el cómo y el por qué de la transformación.
  • Semejanzas entre los antiguos hombres poderosos de maíz y los itzáes: en el Popol Vuh se cuenta que cuando los dioses hicieron a los hombres de maíz, estos salieron muy sabios, y que los mismos dioses optaron por disminuir su sabiduría y poder, que casi se equiparaba al de ellos, por lo que Corazón del Cielo (deidad quiche del Popol Vuh) empañó sus ojos con vaho para que vieran sólo lo que estaba cerca. Este pasaje tiene semejanzas con lo que narran los xocenenses sobre los itzáes, de quienes se dice que eran muy poderosos, y fueron encantados para que perdieran su poder.
  • Semejanzas entre los hombres tontos de madera y los p’uuso’ob de Xocén: los hombres de madera de la tercera creación del Popol Vuh, eran tontos. Los p’uuso’ob de los xocenenses, que eran hombres de otra creación, también eran tontos.

Así como en estos pasajes encontramos paralelismos entre la llamada ‘biblia’ maya y algunas historias de Xocén (aunque los hombres son de diferentes materiales), en el relato xocenense también se incorporan elementos de la Biblia, como es el Diluvio y el hecho de que los tontos p’uuso’ob hicieron un bote ¡de piedra! para salvarse, y, desde luego, se hundieron rápidamente.

Creencias proféticas

Uno de los aspectos más notorios en los llamados Chilam Balam, los libros mayas coloniales escritos por personajes que conservaron muchas tradiciones mayas antiguas a través de la transmisión oral y las vertieron en dichos escritos, es la naturaleza profética de varios de los textos: Chilam Balam de Chumayel, de Kaua, de Ixil, entre otros.

Este carácter profético es notable en varios de los relatos xocenenses relacionados; por ejemplo, con el regreso del rey de los masewales, la expulsión de los españoles y con el tiempo en que se termine el agua.

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