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En todas las comunidades y grupos productivos existen bordadoras que realizan sus labores con gran habilidad. Asimismo, hay otras que destacan por su inventiva y creatividad, y a veces reúnen ambas cualidades. La mayoría de las bordadoras se limita a ejecutar su actividad sin mejorarla, imitando dibujos de otros hipiles, de dechados o de dibujos comprados en mercados y tiendas.

El bordado de máquina o chuy kab es el que ha mostrado mayor creatividad porque se basa en dibujos a lápiz o pluma que, sobre un papel blanco, desarrollan las mismas bordadoras. Pero en el punto de cruz es difícil crear dibujos y en este campo las bordadoras se limitan a copiar los dibujos europeos difundidos en revistas comerciales. El bordado de máquina ha recogido la flora y la fauna regionales porque las bordadoras pueden inspirarse en su entorno y materializar la inspiración en sus dibujos.

La facilidad para crear dibujos suele ser el factor principal para que una bordadora se especialice en el pintado y termine siendo pintadora, dedicándose tanto a crear dibujos como a pintarlos en papel y en las telas para otras mujeres. Hay bordadoras con inventiva pero que no saben pintar, éstas platican sus diseños a las pintadoras y ellas materializan sus ideas. Hay bordadoras que sueñan sus dibujos y sobre esa base orientan a las pintadoras. Sin embargo, la mayoría de las bordadoras se dedica a bordar y no está interesada en crear dibujos.

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