Menú

Eva | Las mujeres decentes de la 58

Eva

Las mujeres decentes de la 58

Eva

Me llamo Eva y tengo 35 años. Nací en Ciudad del Carmen. Soy mamá soltera desde hace 10 años. Tengo cuatro niños… el primero nació cuando yo tenía 18 años. Mi hijo tiene 18 años y está en primer año de prepa. Luego una niña de 14, y dos niños de 12 y de 10 años… también están en la escuela, en la secundaria y la primaria. Son con dos papás diferentes, los últimos tres son con la misma persona, mi segundo esposo, pero desde hace 10 años ya no vivo con él, nos separamos. Me fue mal en mi matrimonio, porque mi marido era drogadicto y me maltrataba, y por eso lo dejé. Al principio no era así, pero poco a poco cambió y se hizo así… bendito sea Dios, yo no conozco la droga ni nada. Bueno, yo no lo corrí, él solito se fue con otra, y a ella también la dejó. Hoy está preso, porque robó y lo metieron preso.

Empecé a trabajar como a los 14 años, pero me quité de mi casa a los 16 años en Ciudad del Carmen, porque, por mi familia, yo no podía trabajar como prostituta allá, por eso vine aquí a Mérida para trabajar. Primero trabajé en una cocina, y luego me quité de la cocina para trabajar en la prostitución… me quité porque ganaba poco en la cocina.

En mi casa nunca me violaban, ni otra persona me ha violado. Yo me entregué [dice con una carcajada] a mi primer novio. No me cuidé y me embaracé… es que nunca me explicaron mi mamá ni nadie ‘la cosa’… y ya empecé a trabajar… lo que empecé allá, vine aquí a terminar. Ya llevo 17 años en la prostitución. Cuando llegué a Mérida empecé a trabajar en las cantinas, era yo ‘fichera’… y de allá empecé a ser prostituta. Empecé a trabajar en el ADO [estación de autobuses en la calle 69 x 68].

He aprendido a sobrevivir de esto… cuando quiero, porque hay temporadas cuando lo dejo y vuelvo a trabajar en restaurantes en la cocina. Lo dejo dos, tres años… porque, sabes, aparte de lo que ves, soy chef, sé cocinar. Ahorita tengo un año aquí, pero ahora pienso volver a la cocina. Quiero traer a mis hijos, ellos ahora están con mi mamá en Ciudad del Carmen, pero los quiero aquí conmigo. Vivo aquí en una casa rentada con una amiga que trabaja en una cantina. Quiero entrar a trabajar en una cocina para que yo pueda tener mi seguro [Seguro Social] y además tramitar mi casa, porque con mi trabajo aquí, no he podido ganar para tener mi casa, todo va para la comida de mis hijos, para su escuela, para sus uniformes… todo es para ellos.

Hoy he ganado 300 pesos con tres clientes… me quito mis pantaletas, pero mi ropa, no. Yo sé defenderme y por eso nunca he tenido problemas… y hasta ahorita tampoco ninguna enfermedad. No conozco una sífilis, una gonorrea, gracias a Dios y porque me cuido. Cada tres meses nos checamos, no por obligación, porque uno lo quiere hacer. A quien le tenía miedo de que me iba a pegar una enfermedad era al papá de mis tres hijos, porque él era mujeriego, por eso me separé de él… porque, de qué sirve que yo me cuide aquí, si él no se cuida y me trae una enfermedad… por eso, mejor vivir sola.

Yo sí tomo, pero no mucho… tranquilo. ¿Yo contenta? No, una mujer así no puede estar contenta y feliz… una mujer prostituta nunca puede ser feliz. Pero también, tú puedes vivir en una jaula de oro si tienes mucho dinero, pero si estás enferma, no puedes ser feliz. Por el momento no quiero buscar un compañero, así sola estoy feliz. Va a ser difícil hacer una nueva vida, porque si tú encuentras un hombre y él se da cuenta de tu trabajo como prostituta, ¿cómo te va a tratar? … porque el dinero que yo gano no está bien ganado, no es ganado como debe ser. Sí, me da pena mi trabajo… mis hijos no saben de mi trabajo, pero van a descubrir mi secreto algún día. Mi mamá sabe de mi trabajo, pero mi papá, no. Él cree que estoy trabajando en una cocina aquí en Mérida… si yo le cuento de mi trabajo, me va a maltratar, me va a ‘matar’… me va a decir que no me dio educación para eso.

Quiero vivir sola con mis hijos, me siento mejor así, lo que yo gano es para mis hijos.