Menú

Serafina | Las mujeres decentes de la 58

Serafina

Las mujeres decentes de la 58

Serafina

Tengo 25 años. Soy veracruzana. Llegué aquí a Mérida hace unos tres meses, porque una amiga me contaba que se ganaba bien, y ya por mi casa no hay dinero. En verdad no se gana tanto, pero hay para mis gastos y giro dinero a mis hijos. A mi hijo y a mi mamá a veces. Y a mi hija, lo que ella quiere. Su ropa, su cadenita de oro, todo lo que necesita.

Primero por nada, yo llegué a la prostitución porque en mi casa me maltrataban. Inclusive sufrí una violación por parte de mi papá. Bueno, no me violó, pero lo intentó, y casi. Yo tenía como 11 años, y por lo que me había pasado tuve miedo de estar en mi casa. Lo intentó dos o tres veces. Es el demonio que está tentando. Pero que malo, no debía pasar eso en familia, pero pasó. No quise decirle a mi mamá y opté por mejor irme de la casa. Mi mamá no se dio cuenta y para no destruir su relación no dije nada. Me arrepiento y tengo ganas de decírselo. ¿O, que hago, mejor no lo digo? Yo sospecho que una vez sí se dio cuenta, y no sé porque se hizo como tonta, de como que no… Por eso quise irme, pero no tenía dinero. Entonces una amiga, más chiquitita que yo, ya andaba en la prostitución. Ella me dijo: – Si quieres agarrar dinero, vete con un señor, y vas a ganar dinero. Yo tenía 14 años. Sí me fui con un señor y en mi primer servicio gané 150 pesos. Salí muy contenta.

Tengo años que no he ido a ver a mi familia en Veracruz. Por lo que me pasó me he alejado de ella. Estoy muy resentida. Fue un martirio todo eso. Por lo que me pasó, eso me llevó a meterme en el vicio. Ahora no estoy tirada en el vicio, pero hubo un tiempo que me drogaba con el thinner y todo eso. Claro, con eso me puse loca y empecé a llorar y llorar, cuando me acordaba lo que me había pasado.

Pude salir de eso con la ayuda de un muchacho de quien me enamoré. Él me ayudo poco a poco. Un buen muchacho. Era un pollero.

A los 17 años mi mamá me puso en contacto con el pollero, y él me llevó a EE UU. Inclusive me mad…. [lo dice con una risa de alegría de buenos recuerdos].Llegamos a Arizona y de allá fuimos a Utah, a Salt Lake City. Y después llegamos a Washington, DC. ¡All right!

En un principio nos fue muy bien, pero luego él empezó a emborracharse. Te digo, mi vida ha sido muy mala. Empezó a pegarme. Lo que pasa con los polleros es que siempre se meten en mucha droga. Son muy liberales, y en un principio todo está muy bien. Pero, ya embarazada, empezó a pegarme.

Iba a tener mi hijo en EE UU pero no quise. A los ocho meses de mi embarazo me pasé a México. Decidí mejor tenerlo aquí en México, que es mi lugar. Luego él vino a buscarme en mi casa, y yo pensé que era para ver a su hijo. Pero nada de eso, era para robarme. Él en realidad es una bella persona, pero lo malo es que con el trago se transforma la persona. Sí, yo también tomo, de vez en cuando. Hay que divertirse.

Tengo una pareja con quien tengo dos hijos, una hija y un hijo. Pero mi pareja, el pollero, ya no está conmigo. Nos separamos. Uno de mis hijos de 8 años está en Veracruz y la otra, la niña de 2 años, la tengo aquí en Mérida.

En Mérida vivo aquí en el hotel en un cuarto. A mi hija la cuida una señora. A veces la dejo por toda la semana, y siempre estoy pendiente de ella, para que no falte algo. A la señora le pago $ 150 diario.

No, ahorita no ando con una persona. Soy libre. Si me gustaría tener un compañero. Me gusta una persona que sepa lo que hace. Que me trate bien, y no me importa si es guapo o feo. Pero que me ayude con mis gastos. No mucho, porque tampoco soy ambiciosa. Viví un tiempo con un señor que me ayudó mucho. Él estaba trabajando en Gobernación. Como joven no siempre te das cuenta de las cosas. Pero una vez anduve yo en el patio y vi un hilo colgado en el pozo. Y allí estaba mi foto colgada de cabeza. Era como una de esas películas de horror, donde estás colgado y no puedes salir. Me hicieron brujería. Por eso agarré mis cosas y me fui.

Ha pasado tiempo y he corrido muchos lugares, Reynosa, Matamoros, todo eso. Siempre me he cuidado y siempre con mis condones. Y ahorita tengo mi certificado se salud. Soy muy abusada para cuidarme. Servicio anal, no, eso no doy. Allá todavía soy virgen. ¡Que horror!

Tengo unos tres, cuatro clientes que vuelven. El trabajo está bien, me respetan pero hay que soportar borrachos y hombres prepotentes. Ponte así y allá, me dicen, Creen, porque me pa-gan, que ya soy su propiedad. Yo les contesto: – Escucha chiquitito, te voy a servir bien, pero no me trates como si fuera yo tu esclava. ¡Si son culeros! Sí se gana en la prostitución, pero si se dice que es fácil, no es fácil.

Una vez se paró un señor con su carro y me dijo: – súbete-, y me subí. Pero en el carro atrás venía otro, y me llevaron lejos a un monte. Allí me violaron muy cruelmente. Yo de allí salí corriendo, pero no me había dado cuenta de un alambrado con pijas y púas, me rajaron mi vestido y salió sangre. Eran unos malos, un sargento, militares, esos que traen pistolas. Cierto es, que si yo no hubiera pasado esos alambrados, me hubieran matado. Y allá donde pasé estaba un señor ordeñando una vaca, porque era en Veracruz. Yo le grité: – Señor ayúdeme, ayúdeme. Pero él solamente se rió diciendo: – Parece que viniste a juntarte con un hombre, pero ya no te gustó. Se rio y siguió ordeñando su vaca. Hay gente mala, mala que no le importa nada.

Aquí en Yucatán me tratan muy bien. Los yucatecos son muy lindos. Nada más, no les vayas a hacer algo feo, porque se encabronan mucho. Son muy vengativos si uno les hace algo que no le conviene. Hay que hacer el servicio muy bien, o se molestan. Los policías son buena onda. Algunos que otros son pasados, pero no todos. No son como en otros lugares, donde son malos. Siento que aquí son buena onda. No piden nada, ni dinero ni servicios gratis, nada, nada.

Quien sabe cuando tiempo puedo seguir trabajando en esto. Es como una moneda, poco a poquito se devalúa uno. Ahorita me siento bien, y creo que todavía puedo trabajar cinco años mas para ganar bien. Porque de los 30 años en adelante ya no. Sí puedes trabajar, pero ya no ganas un buen dinero. Lo que voy a hacer es tratar en los próximos cinco años juntar una lana. Cierto, yo soy una prostituta, pero aparte sé hacer muchas cosas. Mi mamá me enseñó a lavar, planchar, cocinar, todo, todo. Y aunque soy prostituta, no me van a cerrar las puertas, sé que Dios me ayuda.

Aquí ganas dinero fácil, es cierto. Lo que gano con un servicio, es lo que me pagan por un día en otro trabajo. En otro trabajo te pagan un salario mínimo y tienes que entrar temprano y salir tarde de tu trabajo. Además, yo no tengo papeles porque no terminé mi escuela. Solo llegué a tercer año de primaria. Pero yo aprendí con la vida, aprendí mucho.

Me da pena contestarte, porque mi vida ha sido dura. Es como que me hace falta un psicólogo para que me olvide de todo.

Te juro, a veces sueño con volver a ser una niña otra vez. Cuando yo tenía 6 o 7 años. Antes de que mi papá quiso abusar de mi. Que bonito, era yo una niña feliz.