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Magdalena | Las mujeres decentes de la 58

Magdalena

Las mujeres decentes de la 58

Magdalena

¿Por qué me dedico a la prostitución? ¡Por necesidad! Me violaron a los 14 años y como resultado tuve una niña que ya tiene 10 años. Trabajo en esto por necesidad, porque no tengo un estudio y tengo que sacar adelante a mi hija. Trabajo para tener mi propia casa donde pueda vivir con mi hija… ahora estoy viviendo con una hermana.

La vida que llevo no es tan fácil como parece, problemas y envidias siempre hay. De mi vida no te puedo contar mucho, porque es una historia larga. Ya sabes cómo es la gente, chismosa y envidiosa… no son felices si no te hacen maldad. Yo no hago mal a nadie mientras no me hagan mal a mí… soy buena, soy a toda madre.

Nací aquí en Mérida. Mis papás ya murieron. Mi mamá me mandaba a pedir caridad, a vender chicles… a pedir caridad. Y mi papá se fue a la ‘peni’ con mi mamá por extorsionar a niños menores. Es que nos obligaban a pedir caridad y nosotros no queríamos. Unos vecinos ‘culeros’ los demandaron… envidiosos. Yo tenía cinco años y no me gustó. ¿Cómo iba yo a estar de acuerdo? Allá estuvieron como cuatro o cinco años… mi papá murió en la ‘peni’ de SIDA. Mi mamá murió de cirrosis… tomaba mucho. Por eso yo crecí con mis abuelos en Cancún. Mi abuelo se aprovechaba de mí, me metía mano cuando yo era chica, me manoseaba. Una vez intentó violarme también… pero no lo dejé, grité. Mi hermano menor también trató de violarme… estaba yo durmiendo ese día y [él] me estaba subiendo mi ropa, mi faldita… estaba yo embarazada de mi hija y traté de taparme… él quería dar ‘cran al alacrán’, pero yo no quería, resistía y lo pateé. Él me dijo que yo no le dijera a nadie, pero sí lo dije a mis hermanos mayores… y lo ‘madrearon’.

En mi vida, algunos otros hombres me han tratado mal. A los que me han tratado bien los aprecio. He vivido con cuatro hombres… me separé de ellos porque no comprendieron lo que quería yo. Lo que quiero ahora es estar sola, en libertad, con mi hija. Soy como las mariposas… hoy se quedan pegadas en un solo lugar y mañana vuelan a otro lugar. Así soy, como las mariposas. Los hombres te quieren dominar y que todo nomás sea para él, para él, para él. No odio a los hombres, no quiero juzgarlos… pero hay unos cabrones. A los hombres que vienen a pedir un servicio, no los juzgo, los veo como a cualquiera… mientras me paguen… ¡toma, aquí está!

Una vez me enamoré de un cliente… era casado y me rompió mi corazoncito. Pero me dejó de hablar… él por su lado y yo por el mío. Él es casado y no nos conviene andar así.

¡Es todo! ¿Qué más quiere saber de mi vida?