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Ángela

Las mujeres decentes de la 58

Ángela

Yo me llamo Ángela. Tengo 28 años. El día de hoy voy a contarte mi vida.

Fui una niña que pensó que todo iba a salir bien, que iba a tener unos papás, tener escuela… y no fue así. Mi vida es muy triste porque he sufrido mucho… A los 12 años salí de mi casa y vendía chicles, flores. Y qué va a hacer una niña de 13 años, sola, sin que sus papás la vean, que la atiendan o vean por ella. Yo quería estudiar, pero no pude estudiar porque no pude pagar la escuela. Quería jugar, pero no pude jugar. Quería recibir un regalo, pero nunca lo tuve. Quería tener una fiesta, un cumpleaños, pero nunca lo pude tener.

Mi papa murió de sida. Él estaba en la cárcel y se metió con los otros hombres, y allá se le pegó el sida… no sabíamos que él era bisexual. Por eso te digo, mi vida es triste. Y mi mamá murió de cirrosis, sufría mucho y por eso tomó. Tengo 8 hermanos. ¿Sabes de lo que yo vivía de chica? Aquí cerquita hay un basurero y allí recolectábamos latas. Crecí allí en el basurero. Tenía yo 7 años cuando me llevaban al basurero. Recogíamos queso, frijol, arroz y lo comíamos, pero lo cocíamos. Está limpio en las bolsas, lo que pasa es que si se rompen los costales, las empresas, como Chedraui, los botan. Y nosotros lo íbamos a buscar.

Pero el día de hoy, doy gracias a Dios, porque aunque he sufrido tanto -crecí a base de golpes, de humillaciones, de discriminaciones-, ya estoy feliz, porque la vida es muy grande y da muchas vueltas. Mis padres fueron a la cárcel, sin embargo, tengo hoy una familia, y a base de mis sufrimientos puedo valorarla. Gracias a Dios tengo a mi familia. Yo no golpeo a mis hijos, no los maltrato, veo que se vayan a la iglesia, veo que estudien, veo que cuando tienen su cumpleaños los festejemos. Yo me siento orgullosa de ser una mujer hecha y derecha, y como mujer yo sé enfrentar al mundo. Lo que mis padres no me pudieron enseñar, los golpes de la vida me enseñaron a salir adelante. Ya soy una mujer que sabe defenderse, ya no permito que me agredan.

Yo en mi niñez fue violada, fui maltratada, pisoteada, y sin embargo, yo ya como mujer no siento resentimiento a la persona que me lo hizo. Sé perdonar, sé perdonar a todos. Cuando fui violada me embaracé y tengo una hija de 13 años que es el producto de la violación. Me siento orgullosa de ella, y ella me quiere, me apapacha, a pesar de que peleo con ella. Mis hijos están en la secundaria.

Creo que todos tenemos derecho de rehacer nuestra vida. Yo era una persona que se drogaba, el padre de mi hija me golpeaba, me humillaba, me pisoteaba, me gritaba muy feo, pero ninguna mujer tiene ‘derecho’ a que la humillen, que la pisoteen. Todos tenemos derecho a una segunda oportunidad. Yo fui drogadicta y alcohólica, perdí a mi familia, perdí a mis hijos, y ahorita que ya los tengo me siento bien. Como con ellos, converso con ellos. Comparto mis momentos con ellos, y me siento bien. Seas quien seas, hagas lo que hagas, pero no permitas que nadie te humille. Hoy me enfrento al mundo sola, sin la ayuda de mamá y papá, yo nunca tuve el cariño de mis padres. Por eso se puede decir que el mundo da muchas vueltas, pero échale ganas. Yo como mujer le echo ganas a la vida, y me siento bien ahorita.

Estuve en la cárcel por drogas y quise seguir drogándome. Yo robaba, estafaba. Tengo cuatro entradas en los penales. Y todo eso, ¿a qué me llevó? A ir a la cárcel. Pero allí encontré a un grupo de AA [Alcohólicos Anónimos] que me ayudó a salir, a cambiar, salir de las drogas y del desmadre. Tres años voy a cumplir en AA; conocí al AA en la cárcel. Sí da resultado, te ayuda a dejar la droga, el alcohol y a cuidar a tu familia. Suena un poco egoísta, porque dicen que primero es tu salvación y luego tu familia. Pero es lógico, tú tienes que estar recuperado para que tu familia se recupere, porque si tú estás bien, todos están bien; y si tú estás mal, todos van a estar mal. Si tú das las ganas, diario, aunque truene o caigan ciclones, allá abren, aunque sea con velas, allá abre el grupo. Es ‘padre’ porque te ayuda dejar el alcoholismo. Subes a la tribuna y sacas todo el veneno que llevas adentro. Si lo sacas te sientes mejor, porque allí puedes sacar lo que uno no puede contar a cualquier persona, muchas cosas, cómo truenas con tus familiares o cómo te va de dinero. Allí todos pueden darte una versión de su vida. Así sales adelante, porque allí te das cuenta de todos tus defectos de carácter, de cómo vives, de cómo canalizas tu vida, si has hecho cosas bonitas y cosas malas. ¡Es padre!

Hoy no tomo, ni fumo… ni ‘piedra’, ni ‘mota’. A veces te da ansiedad, pero mejor decir no si te lo ofrecen, mejor cortas la plática… y ahí nos vemos. ¿Por qué no una ‘piedrita’ semanal? Porque sabes que si empiezas, en un dos, tres, te pones drogadicta otra vez. A mí no me gustaría perder a mi familia otra vez, yo a mis hijos los quiero mucho. Y gracias a ellos [al grupo de AA] tengo cuatro años que no piso la cárcel. Así, la AA sí da resultado, sólo necesitas fuerza y voluntad.

Y si una mujer puede, ¿por qué un hombre no puede salir adelante? Yo le digo a mi esposo: ‘Tú, como hombre, ¿por qué no puedes salir adelante? ¿No te da vergüenza que yo siendo mujer sí puedo?’.

Tengo tres niños… no con el mismo papá. Uno fue a base de la violación, el papá sí la reconoce y sí la quiere, porque fue la primera hija de él. Él no se ha casado, quiere regresar conmigo, me ha pedido perdón por los golpes y las humillaciones, los engaños. Pero, sin embargo, yo no soy nadie para perdonar, que lo perdone Dios. Pero me siento bien.

Vivo con una persona, pero es una persona que es muy celosa, tiene 45 años. Él sabe de mi trabajo, sabe que soy sexo servidora. Yo empecé en la calle y después en la cárcel, vinieron los golpes y otra vez a la cárcel, y luego la droga, el alcohol. Yo cambié mi vida, pero la persona con quien vivo no cambia. Él sabe que soy sexo servidora, pero no lo quiere aceptar… pero sus celos tontos no llevan a nada bueno. Una persona que te grita, no vale. Y mi hija me defiende y le dice: ‘Tú sabías del trabajo de mi mamá, no sé porqué la tratas mal, porqué la quieres pisotear’. Yo quisiera que él como alcohólico logre su tolerancia.

Yo trabajo en ‘la 58’ [la calle 58], siempre he trabajado allá, 10 años tengo de trabajar allá. Catorce años trabajando como sexo servidora. Hoy todos los días voy a trabajar a las 12 del día, y llego cansada a mi casa, me duelen mis pies y no quiero que me digan nada. Allí cobro unos 150 [pesos]. Como sexo servidora hay unos [clientes] que te humillan, te dicen, ¿por qué estás gorda? o ¿por qué estás tan flaca? Pero no saben lo que dicen, porque como yo digo, ellos vienen a buscar lo que quieren. A veces tengo 5, 4, 3, varía los hombres que vienen. Trabajamos en el hotel San Clemente, El Buen Pastor y El Edén. Sólo son tres. Hay otros lugares en Mérida, en la calle 58 enfrente de [la farmacia] Similares, hay una puerta café, allá hay mujeres. Hay también con un señor que le dicen ‘El Sastre’, pero yo en la 58, en San Clemente, yo no me cambio de lugar, allá hay 16 cuartos.

Allá en la 58 somos como 30 mujeres o más, pero varían los días que ellas van. A veces hay 15, 20, a veces unas dan doble turno. Y en la noche son otras. No hay acuerdos, uno puede venir cuando uno quiere, pero yo tengo mi familia y tengo que ir a hacer su comida. Me llevo con las otras mujeres de la 58. No con todas, porque hay competencia y el cliente busca el cuerpo bonito. Pero son tontos los hombres, porque a veces les roban o los mal atienden. Pero, aunque a una mujer la veas gordita, a veces atiende mejor. Ellas pueden escuchar cuando llegan clientes que hablan de sus problemas, que no se les para, que no pueden tener relación con su esposa porque está enferma, que le acaban de quitar toda la matriz, o porque su mujer está embarazada y por eso no pueden tener relaciones. Hay hombres infieles, hay hombres de todo, pero lo que busca el cliente es la comprensión. Buscan desahogarse con una mujer y quitarse de sus problemas. Pero también buscan el cuerpo.

También hay hombres sexo servidores, los hombres gays, mayormente andan en la noche, después de las 7 de la noche. Cuando está obscureciendo salen ellos, por eso les decimos vampiros. La pintura que se ponen es bastante porque su piel es gruesa, y los clientes se dan cuenta que son bisexuales.

Desde que salí de la cárcel me he hecho mis pruebas de VIH, sífilis, me he cuidado. Es bueno cuidarse, porque evitas muchas enfermedades.

Yo creo que el trabajo más antiguo es la prostitución. Pero aunque somos prostitutas, mujeres de la calle, nadie tiene el derecho a discriminar a un ser humano. ¿Por qué no te auto discriminas antes de venir a discriminar al público? Analízate tú, cómo vives, cómo actúas, a ver si has hecho cosas malas, antes de venir a discriminar a todos. Tú no puedes discriminar a una prostituta, porque una prostituta no viene a buscarte en tu casa, tú la vienes a buscar a ella, si tú no vas, ella no va por ti. El hombre va a donde quiere ir.

Y mis hijos entienden mi trabajo y me quieren. Mis hijos conocen mi trabajo, y sea como sea, yo les he enseñado un buen ejemplo. Aunque tú veas a tu mamá en la calle, borracha y drogada, tienes que respetarla, no tienes el derecho a ofenderla. Ese ejemplo agarraron mis hijos.

Yo soy católica, pero voy a la iglesia cuando yo quiero. Creo que Dios está conmigo y que me escucha, pero no es necesario ir a la iglesia cada 8 días. Si tú tienes a Dios en tu alma, en tu mente, no pasa nada. Él me está escuchando, está conmigo y me está apoyando.

Yo no sé si nací para ser mujer sexo servidora o para ser mujer de hogar, pero creo que yo no escogí el camino que sigo ahorita. Si mis padres me hubieran dado estudios, clases en una buena escuela, yo no estuviera sentada aquí platicando contigo, no estuviera yo allá en el centro parada. Estuviera en una oficina o en una escuela dando clase. Creo que la vida que me dieron mis padres fue la que me inducieron a drogarme y hacer mi vida así como vivo. Si yo o Dios escogió mi camino, no lo sé, pero doy gracias a Dios por lo que soy ahorita, porque soy más feliz que personas que tienen dinero, que tienen autos y están podridos de dinero, pero no son felices… sufren más que un pobre. Y todo el dinero del mundo no puede curar una enfermedad terminal.

Yo soy un ser humano cualquiera, pero estoy feliz, porque estoy saludable, tengo a mi familia, a mis hijos, y no se drogan y no toman, estudian.