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Jinetes del cielo maya

Dioses y diosas de la lluvia

Jinetes del cielo maya, dioses y diosas de la lluvia

El dios K

El dios K, según Taube (1992:69-79), es uno de los más importantes del panteón maya. Se asocia, por un lado, con el relámpago y la agricultura y, por otro, con el linaje y el gobierno. Durante el llamado Clásico Terminal, una de sus características era la de poseer alas. Tiene una nariz ornamentada y a veces un hacha o una antorcha humeante. Es frecuente la asociación de Cháak con elementos del dios K, por lo que se piensa que tienen significados semejantes y están muy relacionados. En varias imágenes donde aparece la asociación Ch’á ac dios K, el dios tiene un pie en forma de serpiente.

Dadas las muy llamativas e interesantes características del dios K, sugerimos que puede ser el antecedente de San Miguel Arcángel, que en la mentalidad de los xocenenses, es quien avisa a los Cháako’ob que ya pueden regar. Considerando la tradición maya actual y la asociación de San Miguel Arcángel con Kukulkán, proponemos que el dios K pudo ser dicho dios en una forma de culto maya anterior a la introducción de Quetzalcóatl. La argumentación en favor de esta propuesta, la desarrollamos adelante, en la sección donde hablamos de los arcángeles.

El dios N

El dios N se identifica con el Bacab o Pahuactun, que era un sostenedor del mundo. Siendo cuatripartita, o quintupartita, si consideramos la quinta dirección central, cada uno de ellos sostenía una de las cuatro esquinas del mundo en un punto cardinal, y tenían el color del punto cardinal asociado, como es el caso de los Cháako’ob. Taube señala que los Bacabs y los Pahuactunes son dos nombres para una deidad y no concuerda con la versión de Schele y Miller, de que los Bacabs son aspectos jóvenes de los Pahuactunes (Taube, 1992:94). Además, afirma Taube que los Pahuactunes se sobreponen frecuentemente con Cháak, en muchas escenas aparecen juntos y en otras, unos y otros con los atributos de los unos y de los otros (Taube, 1992: 96).  Villa Rojas (1978) registró el término babatun y lo consideró una corrupción de pahuatun. Proponemos que el término Papa’atun, usado en Xocén para designar a los cuatro Cháako’ob principales, es también una ‘corrupción’ o variación de Pahuatun. En Xocén también se utiliza el término ba’atun, una variante de Papa’atun y de pahuatun.

Sugerimos además, junto con Barrera (Brinton, 1976:39), que los cuatro Cháako’ob principales, asignados a las cuatro esquinas del mundo y a los cuatro puntos cardinales, eran también Pahuatunes12[1]. Éste sería uno de los casos en los que Thompson tendría razón al considerar que diferentes nombres de dioses aluden a diferentes funciones, pero son los mismos dioses. Quizás por eso es que en la p.41b del Códice Dresden, según Taube (1992:96), se representa al dios N y a Cháak en una misma escena, rodeados de cuentas de agua, descritos ambos, en el texto inmediato superior, como Pahuatun Chac, es decir, que uno y otro son nombrados con los dos términos. A eso puede deberse también que en diversos rezos etnográficos aparezcan los cuatro grandes chaques ligados al término babatun (Chan Kom y Tusik), Papa’atun (Xocen) o incluso pahuatun, como aparece en un rezo de un Ch’a Cháak del siglo XIX (Ruz, 1989), como podrá verse más adelante, cuando mencionemos las fuentes históricas.

Los chaques de menor rango y subordinados a los chaques mayores que se mencionan en Xocén (Rasmussen, 1989) y otras fuentes etnográficas (Redfield y Villa R., 1967 y Villa Rojas, 1978) —y que según nosotros pudieron existir y trabajar desde la época prehispánica—, seguramente no eran Pahuatunes, por eso, en su nombre, como puede verse en los textos de los rezos, no aparece el término Papa’atun, ni el de ba’atun, que se asocia con los cuatro grandes chaques.

La diosa O

La diosa O es conocida también como Ixchel. Se le considera diosa curandera, tejedora, partera, adivina y también asociada a la lluvia. Se relaciona con fuerzas creadoras y destructivas (Taube, 1992:101).

Igual que con el dios B, proponemos la posibilidad de que bajo el nombre de la diosa O, no sólo aparezcan advocaciones de una misma diosa, sino que se oculten representaciones de varias diosas, incluyendo alguna o algunas diosas del agua. Esto lo planteamos por varios motivos.

Taube señala que en la p. 74 del Códice Dresden, la diosa O, Ixchel, aparece entre grandes chorros de agua, con el dios L —o más probablemente con el dios B negro de la lluvia, según Vail[2]. Ya aludimos que dicha diosa podría ser, de acuerdo con los informes de Xocén (Rel.1), Ko’lebil Sak Paal Ka’an Cháak, compañera de Ek’Papa’atun Cháak [3], además de que es muy probable que sea una diosa del agua y no Ixchel, por la actividad que está realizando.

En la p. 42b del mismo Códice, la supuesta diosa O y el dios B, aparecen teniendo un encuentro amoroso, lo cual suena extraño, si la diosa O es Ixchel. Es más factible pensar que el dios B aparezca con su esposa. Sería interesante saber cuál de los chaques es el que aquí se representa, para conocer igualmente de qué esposa y diosa estamos hablando, considerando la información de Xocén.

Por otra parte, en Xocén afirman que el padre de los chaques es Yum Kaab’ y la madre es la virgen Ko’olebil MuxuunKaab’ (Rel.1). Nosotros pensamos que esta diosa también pertenecía al panteón maya antiguo y pudiera ser la descendiente de la diosa Ix kab’, que aparece con Itzamná en el Códice Madrid (Almanac 52c Frame1. Vail).

Los xoquenenses señalan que esta virgen suprema —Mu-xuun Kaab’— es la que maneja a la compañera del Cháak Blanco de la Lluvia cuyo nombre es Ko’olebil K’anle´Oox Munial (Virgen Hoja Amarilla Tres nubes)[4] y que, seguramente, también tuvo alguna representación entre lo que llamaríamos, las diosas O.

Creemos que la diosa K’anle´ X’kOox Munial de los xocenenses, es de especial importancia porque aparece mencionada en varios textos.

En el siglo XVI, en la Relación de Kanpocolché y Chocholá (De la Garza et al., 1983 T.2: 323), el encomendero Farfán el Viejo describe un sacrificio humano hecho en honor a Ytzamná (Itzamná) y a coleleyx kanlloxe, quien seguramente era kolele ix kánle’ óox, la diosa de la que venimos hablando.  También Thompson alude a ella como la “…evasiva X’okan Le Ox ‘Señora Hoja de Ramón Amarilla’…” (Thompson, 1987:258)[5] e informa sobre varios aspectos de la diosa. En el mismo texto señala que su nombre aparece unido al de Itzam Na en una oración antigua —posiblemente es la Relación mencionada—, y que los lacandones, de acuerdo con Bruce (1967), la consideran esposa del creador Hachac Yum, creadora de las mujeres y de lo femenino. Thompson agrega que López de Cogolludo (1867–68, libro 4m cap. 8) la menciona como madre de todos los dioses. Por último, nos informa que en un texto colonial —seguramente es el de Granado Baeza (Ruz, 1989), mencionado por nosotros más adelante—, sustituye al Chac del sur. Nosotros pensamos, según los datos de Xocén, que ella, como compañera del Cháak del noreste (ver cuadro con dioses de la lluvia), no lo sustituye sino que trabaja con él. El informante de Granado Baeza identifica a Xcanlcox (sic) con el Pabahtun amarillo, que está en el mediodía o sur y afirma que también se llama María Magdalena.

Si nos atenemos a los datos de Farfán el Viejo, pareciera como si Ix Kanle´Óox fuera la compañera de Itzamná, ya que se mencionan juntos y a ambos se les hace ofrenda, pero no sabemos si son los únicos que realmente fueron referidos en el rezo, ya que sospechamos que en las oraciones reportadas, no aparecen todos los dioses invitados a las ceremonias, porque las oraciones han sido registradas sólo parcialmente.

En cuanto al significado del nombre de la diosa Ixchel, queremos discutirlo, porque puede ayudarnos a argumentar en favor del planteamiento de que la diosa O comprende a varias diosas.

El nombre de Ixchel

Taube indica que Chel o Cheel significa ‘arco iris’, de acuerdo con el diccionario Cordemex  (Barrera et al., 1980:89), aunque en el mismo diccionario vemos que Cheel sería una voz que se traduce como ‘término o fin’, que es otro de los significados que se le atribuye. A nosotros no nos convence ninguno de los dos conceptos, pues no nos parecen significativos para designar a la mayor de las diosas. Buscando vocablos afines en el mismo diccionario, encontramos que Che’lil (Ibid, p.89) es uno de los términos para referir a ‘madre’ en una acepción interesante, porque el significado es el de ‘madre, grande’, que podría ser un concepto adecuado para designar a una ‘diosa’ de la estatura de Ixchel.

Che’lil[6], se acerca a la lectura de Yuri Knorozov, mencionada por Taube (1992:99), del glifo de la diosa y que sería ch’ele. Si la palabra usada para designar a quien se conoce como diosa O, fuera che’lil, y esto significa ‘gran madre’ o ‘madre suprema’, entonces Ix Ch’elil sería la ‘gran madre’, o ‘la gran mujer’, o ambas cosas, siendo la madre o mujer, o ambas acepciones, por excelencia.

A partir de la interpretación propuesta, nombres como Zacal Ix Che’lil (en lugar de Sacal Ix Chel), que aparece en el Ritual de los Bacabs (mencionado por Taube, 1992:103), podría significar ‘la gran madre del tejido o de las tejedoras’ (zacal significa tejido, telar y tejedora/or), y Cháac Che’lil (en lugar de Chac Chel), podría ser ‘la gran madre de la lluvia’, que sería equivalente a la ‘mamá Cháak’ de los xoquenenses. Esto explicaría aquellas representaciones de la llamada diosa O, en las que chorrea agua de todo su cuerpo, o en las que se le representa en escenas amorosas con el dios B.

Estos datos no permiten sugerir que podrían no ser advocaciones de una misma diosa, sino imágenes de diosas diferentes, en los casos mencionados.  Asimismo, otras representaciones prehispánicas, podrían corresponder a otras diosas, esposas de chaques, de las que se mencionan en los rezos de Xocén. El sufijo chac, relacionado con la diosa O en algunas de sus representaciones, y que se supone representa el color rojo, en algunos casos podría referirse más bien, como lo señala también Taube (1992:101), a la asociación de la diosa O con la lluvia, es decir, al término Cháak.

Existe, por ejemplo, en la vasija 2772, publicada por Kerr (1990, vol. 2), una diosa que, en clara asociación con dioses relacionados con la lluvia como el B y el K, presenta un vestido con un dibujo que parece una s acostada, que ha sido interpretado como el signo munyal, ‘nube’. Si atendemos a los rezos de Xocén, hay tres diosas o vírgenes cuyo nombre involucra el término munyal o munial. Nosotros nos atrevemos a creer que la deidad del vaso pudiera ser alguna de estas tres mencionadas en el Ch’a Cháak o rogación de la lluvia de Xocén (ver cuadro 2 con diosas de la lluvia, más adelante).

El hecho de que en Xocén se aluda a tantas diosas como dioses de la lluvia, lo consideramos altamente significativo. Puede también arrojar luz sobre los datos del pasado prehispánico, ya que de allá se derivan los actuales cultos que todavía observamos en lugares como nuestro pueblo.

El dios H

Taube (1992:63) divide al dios H de Schellas en dos: un dios H y un dios CH. El dios H tiene entre sus atributos principales ser el dios del viento, su mes es el mes de Mac. Se identifica con el dios D de los sacerdotes, los dioses del agua como chac y el lirio de agua serpentino.

Nosotros mencionamos a este dios, porque seguramente es el antecedente de algunos de los vientos invocados en los rezos del Ch’a Cháak de Xocén. Los vientos son parte de los invitados especiales y se les hacen ofrendas importantes, aunque hoy ya no son considerados dioses, pero sí lo fueron en la antigüedad. Barrera comenta en el diccionario maya Cordemex (Barrera et al., 1981: 635) que se cree que los pawahtunes fueron, antiguamente, vientos al servicio de los chaques.

En Xocén se habla de siete vientos provenientes de varias direcciones y con distintas características (ver cuadro No. 9 p. 308 con vientos). Luego están los vientos que producen los dioses con sus movimientos y que provocan enfermedades (ver R. 82, R.83 y R.84), Finalmente, también hay vientos que están en los cenotes y cuevas, que son poderosos porque producen enfermedades si uno se acerca (ver cuadro No. 10 p. 309 con vientos y R.14, R. 15 y R. 16).

 


[1] Brinton (1976:26) considera que los Pahuatunes son idénticos a los balames (ver referencia a balames más adelante) y que ambos descienden de los chaques o bacabes, es decir, que no hay diferencia entre estos cuatro personajes. Barrera, en las notas que agrega al final de la publicación de Brinton (Brinton, 1976: 39), considera a los Pahuactunes como advocaciones de Chac y de los bacabes y los relaciona, originalmente, con los vientos al servicio de los chaques (Barrera et al., 1981:635). Nosotros concordamos más con la interpretación de Barrera.

[2] De acuerdo con la interpretación de Vail (2005), sería un Chac y nosotros sugerimos que puede ser el dios negro de la lluvia (ver apartado sobre el dios negro de la lluvia en la discusión sobre el dios B).

[3] Esto lo planteamos porque si hoy los diversos chaques tienen compañeras, deben haberlas tenido desde la antigüedad, sin embargo, en la actualidad los xocenenses, a veces, dicen que no hay relaciones sexuales entre los dioses y por eso no categorizan a las Chacas como esposas de los dioses de la lluvia, sino como compañeras de trabajo, aunque a veces sí las definen como esposas. La primera postura puede derivarse de la influencia cristiana.

[4] Aunque podría ser otra, ya que no está tan claro cuál de las diosas es su esposa, como puede constatarse en la discusión que sobre las diosas de la lluvia de Xocén realizamos en el apartado sobre los dioses de la lluvia.

[5] Thompson traduce el nombre de la diosa como ‘señora hoja de ramón amarilla’. Nosotros la traducimos como ‘virgen o señora hoja amarilla tres nubes’, porque creemos que no es ‘ramón’, sino el numeral tres, a lo que se refiere la palabra ox, porque así lo traducen en el Xocén de hoy. Existe otra diosa que es la ‘virgen o señora tres hoja trece nubes’, en maya Ko’olebil Oxlé Oxlajun Munial.

[6] Taube, en la misma discusión, aclara que no hay indicios de que exista un apóstrofo en la escritura de su nombre, siendo éste el único obstáculo que encontramos para la interpretación que proponemos.

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