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Jinetes del cielo maya

Dioses y diosas de la lluvia

Jinetes del cielo maya, dioses y diosas de la lluvia

Relato 7. El Dueño del Agua: el Yuumtsil ja’ jóoyáb

Nota: El texto mantiene a propósito la redacción original de su autor a fin de que el lector tenga una idea del habla del español maya yucateco, y por respeto al autor.

 

Escrito por Gaspar Canul

 

El dueño del agua o lluvia son los yuntziles, nosotros campesinos hacemos nuestra milpa y después que quemamos esperamos que caiga la lluvia, pero nosotros siempre hacemos el costumbre antiguo de hacer rogación, para rogar a los yuntziles há joyáb que nos manda la lluvia en nuestra milpa o sembrado para que se moje la tierra.

En los meses de mayo los yuntziles nos viene a mojar la tierra para sembrar maíz, calabaza, frijol, colibuúl, ibes, jícama, lenteja, perún, etc. Los yuntziles ellos son cuatro, ellos hacen que llueve el agua en todo el mundo, pero hay lugares donde no le recuerdan con el costumbre antiguo, pues allá hace sequía, no llueve. A veces las personas se molestan por los yuntziles porque no llueve, eso no es bueno, no usted mandas con la lluvia, ellos.

Mi abuelo me platicó una vez que hay un señor que tiene milpa lejos del pueblo, no llega la lluvia. El señor se molesta, insulta a los yuntziles, quiere sembrar pero en su milpa polvo se levanta y dice:

—Si soy yuntzil  todo la tierra voy a hacer que llueva, de ni un lado va a ser sequía.

Y el señor sigue molesto, insulta a los yuntziles que manda el agua en su milpa.

Una vez cuando va caminando en su camino, encontró a un señor ancianito viniendo; cuando llegó donde estaba, el ancianito habló y dijo:

—¿Dónde vas yun lúm cáb?

El señor contestó:

—Voy en mi milpa, allá no llueve, hace sequía, los yuntziles no vienen a

mojar la tierra —el señor insultó a los yuntziles.

El ancianito contestó:

Yun lúm cáb, si tú eres yuntzil, hace [haz] que llueve en todo lados.

El señor contestó:

—Sí, cómo no.

—Entonces a mojas la tierra de tu milpa si subes allá arriba.

El señor dijo que sí. El ancianito dijo:

—Pues acompáñame.

Y se fueron, no tardaron, llegaron en una casa donde come cuatro señores y le preguntaron qué vino a hacer el lúm cáb. El ancianito dijo que si pueden dar sus herramientas para que vaya a regar su milpa que allá no llueve. Los señores dijeron que sí se puede, el ancianito dijo al señor:

—Vamos, lúm cáb.

Llegaron en los corrales y le entregaron su caballo, calabazo o bule, su chicote, carabina y después le dijo que quería el caballo gordo. El ancianito dijo:

—Eso es caballo de ciclón, cuando brinca cae sobre cuatro leguas. El caballo más flaco es de ciclón peligroso (xchác tun ikál), que si llega a salir mata a toda la gente.

El lúm cáb le mostraron el camino donde va ir con su caballo y le dijeron:  —Ése caballo no lo puedes pegar, va ir con medida, si le pegas te bota, y ese chicote sirve si al caso el diablo te burla de ti, con eso lo vas a pegarlo, si no le hace caso le pegas un balazo. Aurita vas a pasar primero en tu milpa, mójalo muy bien cuando llegas, allá vas a vaciar el agua de tu bule y después sigues con tu caballo, hasta que gasta el agua de tu calabazo regresa este caballo.

Cuando regresó el lúm cáb le preguntaron si se mojó bien su milpa y dijo que sí el lúm cáb, está muy contento porque lo vio que mojó bien su milpa. Y después el ancianito dijo:

—Vamos lúm cáb, te llevo medio camino.

Cuando llegaron dijo el ancianito:

—Ya me voy a regresar, está cerca tu milpa, mañana vas a sembrar.  El lúm cáb está contento [pero], cuando llegó en su milpa, polvo se levanta, y nunca se sembró su milpa.

Por eso no debes molestar a los yuntziles, porque ellos son dueños del agua que llueve. Y un campesino no puede molestar, lo que tienes que hacer es rogar que llueva, dar su comida de los yuntziles para que te regalen el agua suficiente hasta que logres tu cosecha. Los yuntziles [son] dueños de todo el agua, donde quieran agarran agua para llenar sus calabazos. Ellos cuando gastan el agua de sus calabazos agarran de los cenotes que le dicen xakachén, cenotes oscuros, porque cuando jalan sacan todo el agua de un cenote, y tarda que llena otra vez el cenote. Se dice tacúnbil há, agua guardado, porque no lo ves el agua; y cuando lo está sacando el agua del cenote no puedes acercarte, todo los árboles que está a la orilla, ves cómo se dobla por el agua que sube arriba, ves como humo; cuando llega allá arriba, se queda nube.

Los yuntziles agarran agua dentro de la playa, saben ellos dónde está el cenote del agua dulce, yo he visto que sacan agua dentro del mar hondo. Cuando yo viajo en barco de Cozumel a Playa del Carmen veo que se suba como humo, cuando llega donde está las nubes, queda negro.

Los yuntziles cuando empiezan a trabajar montan sus caballos, agarran sus carabinas, sus chicotes, llenan sus calabazos, cada salto que da sus caballos es una legua. Cuando empieza a llover la lluvia, empiezan a burlar, a bailar el diablo y todo los más malos, porque no le convienen que llueva el agua para vivir nosotros, porque los malos quieren que nosotros morimos [muramos] de hambre; quieren reinar a este mundo porque sabe ellos por el agua que llueve vivimos. Por eso los diablos odian a los yuntziles.

Los yuntziles cuando van trabajando, si se atraviesa los diablos que se burlan de ellos, le pegan primero con sus chicotes que es el relámpago, si el diablo no le hace caso [y] sigue burlando, el yuntzil saca su carabina, cuando el diablo ve esto, se guarda en los árboles grandes, el chechén o el chacá, o si no, entra rápido en la cueva. Al yuntzil no le escapa, no le importa dónde sea que se guarde, cuando el yuntzil pega el balazo al diablo, si está tras un árbol, se queda totalmente roto el árbol y se muere el árbol; si está bajo de las rocas, se rompe las piedras como si fuera bomba, si estás cerca ves cómo sale el humo de la pólvora.

Por eso dice los abuelos [que] cuando empieza llover y relampaguiando, ponte una cruz en tu frente con tu mano, o si estás trabajando, tienes que dejar, porque el machete, coa y hacha puede jalar el rayo por el filo que brilla. También no usar espejo cuando está lluviendo, ni costurar con aguja porque es peligroso, ni lavar tu cabeza afuera, ni bañar afuera, porque al yuntzil no le conviene porque estás desnudo [y] pueden equivocar si eres diablo. Y también cuando está lluviendo no te guardes al tronco de los árboles grandes, porque a veces allá está guardado el diablo, cuando el yuntzil pega el balazo al diablo, hasta usted mueres. Por eso es bueno que respetes las palabras que dice los abuelos.

Mi abuelo me platicó que una vez una señora no tiene creencia a los yuntziles, un día de esto, la señora desató su pelo y salió a lavar afuera de su casa agachado y ella está solito, cuando sonó el balazo de los yuntziles, a la señora pegó y murió calcinado. Su vecina salió a ver qué pasó en esta casa, cuando vio que la señora que lava su cabeza no se mueve, está agachado, y ella se acercó, lo ve como si no está muerta, pero no se mueve, y ella se quitó asustada.

Apenas que llegó en su casa, cuando escuchó se está hablando unos señores donde está la señora muerta, y cuando vio son cuatro personas con sus caballos y tienen puesto sus calabazos, rifles y chicotes, rápido adivinó que son los yuntziles que bajaron a ver la señora que lo mataron, y cuando vio lo enrollaron su pelo y lo alzaron para meter en su casa, y los cuatro personas salieron rápido de la casa y montaron sus caballos, y cuando sonó el brinco de sus caballos, desaparecer hicieron y se fueron arriba. La vecina, sólo cuando vio, ya saió la señora que murió, resucitó, ya está viva otra vez, los yuntziles hicieron que reviva la señora. La vecina pregunta a la señora qué le pasó, y la señora dice que no lo sabe, sólo cuando despertó está en su hamaca, enrollado su pelo. Cuando llegó su esposo de tarde, cuenta lo que sucedió, y el esposo dijo que no es bueno lavar su cabeza cuando está lluviendo.  Esto es una señal que ya demostraron los yuntziles para que lo dan cuenta todos que hay que respetar el costumbre de los antiguos señores, que lo que dicen sí es cierto. Los yuntziles vienen a mojar la tierra cada año, cuando termina la temporada ellos descansan. Dios puso el agua, pero dio el dueño para cuidar que son los yuntziles, y ellos trabajan con el agua dulce.

Cuando sale el señor yún ikál, dueño del ciclón, mayormente en los meses de septiembre, saca sus caballos gordos a pasiar. El señor yún ikál entra en el mar salado para agarrar su fuerza con su caballo, el caballo allá toma mucha agua porque sólo cada año toma agua. El yún ikál empieza a hacer que gire su caballo dentro del mar, como es gordo sacude hasta el fondo del mar, y hace que levanta el agua y vientos por la fuerza que hace. Y cuando se siente que ya tomó mucha fuerza y hace el brinco, se va con todo y agua arriba, y cada salto que da son cuatro leguas donde cae; por eso donde sale a la orilla del mar, lo arranca todo los árboles por su fuerza. El yún ikál va alto con su caballo, no deja que se baje, porque si baja a mata muchas personas, sólo el viento del caballo destruye árboles y casas; y el agua, cuando el caballo sale a la tierra, empieza a soplar el agua que tomó en el mar, por eso llueve mucho, y su viento fuerte, en que se va corriendo, hace que tumba las cosas, y cuando se cansa, se para y empieza a girar para tomar otra fuerza sobre el viento. Eso vemos hasta aurita, donde para el ciclón, lo destruye mucho donde está el centro, pero el yún ikál dirige su caballo en los pueblos donde casi no recuerda el Dios.

Por eso sucede este castigo. Donde lo ve que adora a Dios, no dirige su caballo. El yún ikál regresa otra vez cuando su caballo ya vomitó todo el agua que lo tomó en el mar. Por eso donde llueve la lluvia del ciclón, después cuando pasa, ves seco todo las hojas de los árboles y los sembrados lo destruye, que el agua del ciclón es salado, no se iguala con lo que nos regala los yuntziles. Por eso donde va el ciclón no hay truenos ni rayos, porque el yún ikál no utiliza esto, nomás utiliza el agua que levanta su caballo y el viento de su fuerza y el agua que vomita o sopla su caballo, con eso nada lo atraviesa en su camino. Después que pasiaba con su caballo, regresa a descansar, que su caballo cuando se acuesta empieza a bostezar, que un año pasa su cansancio; si debe de salir, sale si no le toca a otros. Donde se cierra sus caballos de yún ikál, lo amarra también para que no se escape, porque si se escapa (y) llega a pisar la tierra, no va quedar nada en su camino.

Los abuelos dicen que los yuntziles y el yún ikál viven en una isla que está en el centro de la playa, que se llama xtacbén luúm en maya, en español, tierra guardado. Cuando anuncian que va venir la lluvia, truenan; el trueno que oyemos nosotros, dice los abuelos que el caballo de ellos se sacude.  Los abuelos cuentan lo que dice los ancianitos antiguos, por eso hasta aurita sabemos la historia de cada cosa y no se olvida.

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